Una Perfecta Equivocación © YA EN LIBRERÍAS

· T r e i n t a & S i e t e ·

*Cuando CANVA no funciona y no puedes poner la cabecera del capítulo, y te molesta mucho porque te encanta leer tus mensajes de "hola" por cada cap nuevo T-T

—Tienes que ir a Los Ángeles.

—No insistáis.

—Pero es que... ¡será un viaje único!

—Lo sé, ¿y?

—¡Que no te entendemos, Jax!

Decidí no participar en la conversación mientras mis amigas trataban de convencerlo. Isabella se había mostrado profundamente decepcionada cuando supo que Jax (que de alguna forma, también parecía haberse convertido en su amigo), se iría a Italia nada más acabar las clases. Eso significaba que no estaría para el momento del viaje.

—Yo también os echaré de menos cuando termine el instituto.

Pasó el brazo por los hombros de Isa, que fue quien había prácticamente gritado que no le entendía, y ella sacudió la cabeza derrotada.

Estábamos en el aparcamiento del instituto, despidiéndonos antes de volver a nuestras casas. Cuanto más nos acercábamos al final del curso, más tiempo parecíamos querer sacar todos para estar juntos.

—Claro que sí —se quejó mi amiga, pero no le alejó—. Seguro que te acuerdas de nosotros mientras disfrutas de la buena vida italiana.

—Pasta, familia, playa, vino... —comenzó a burlarse Jax sin dejar de asentir—. Me suena muchísimo mejor que ir a Los Ángeles.

Isabella le dio un codazo entre las costillas para soltarse y alzó la barbilla, simulando enfado. Después intercambió una rápida mirada conmigo.

Ya habíamos hablado del tema, ella misma lo había sacado. Si estaría bien una vez Jax se marchase, pero... Creo que de alguna forma, ya me había hecho a la idea. Lo pasaría mal un tiempo, igual que cuando nos separásemos todas para ir a la universidad, pero acabaría superándolo.

Por eso mismo evitaba a toda costa hacerme ilusiones con él.

—Eh, chicas, Jax, ¿qué tal?

Mateo apareció con una pequeña sonrisa a nuestro lado. Últimamente parecía estar algo mejor después de la ruptura, y me alegraba por él.

—Aquí, intentando convencer a Jax de que venga al viaje —suspiró Isabella—. Pero no hay suerte.

—¿Y habría suerte de convenceros de venir el sábado a la fiesta que haré en mi casa? Estaría bien que no fuesen a aparecer solamente Jason y sus amigos... Tiende a complicar las cosas demasiado.

No entendía cómo Mateo se había prestado a organizar él la siguiente. Siempre se descontrolaban. Era una completa locura.

—Mis amigos también estarán —continuó cuando Carla asintió por todas las demás—. De hecho, ha sido cosa suya lo de organizarla, supuestamente para animarme, pero...

—No te preocupes —le interrumpí, tomándole del brazo para acercarle un poco más—. Cuenta con nosotras.

Me miró con esa pequeña pero hermosa sonrisa, y me dio un rápido abrazo antes de alejarse de nuevo. Mateo me caía muy bien. Era de ese tipo de personas que siempre se comportaba de forma amable, que no se metía en problema y que sabía medir sus palabras.

Nos despedimos de las demás, y me monté en el coche con Jax a casa. Él me acompañó hasta la puerta, como otras veces y, al abrirla, encontramos a mi tía inmersa en un collage de cartulinas enormes sobre un proyecto de ciencias que estaba haciendo con sus alumnos.