Algunas escenas +18
Elige: ¿con quién te besarías, con quién te casarías y a quién matarías?
Olivia James lo tiene claro:
Besaría a Ezra Johnson, porque está cañón.
Se casaría con Mateo Ford, porque además de guapísimo tiene buen corazón.
Y mataría...
Después vendrá la portada de la segunda parte y los extras.
Mil gracias por acompañar a Olivia y a Jax hasta aquí, Andrea.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El viaje a Los Ángeles no estuvo mal.
En realidad, estuvo bastante bien.
Demasiado bien. Y a pesar del dinero, jamás me arrepentiría de nada. Porque hay cosas, como las experiencias vividas con amigos, que el dinero no podría nunca comprar.
Como ver a Heeijin tomar su primer café.
O a Isabella besarse con Lydia Stevens.
O a Carla mandarle un corte de manga en un vídeo a su hermanastro.
O a las cuatro bailando hasta casi quedarnos dormidas en una habitación de hotel, a las tantas de la madrugada, celebrando lo mucho que nos queríamos.
Y sí, quizás Los Ángeles no fuese Europa. Quizás estuviese a unas horas de distancia de nuestra ciudad natal. Quizás pudiésemos volver cualquier año... pero nunca así.
Nunca en una despedida como aquella, diciéndole adiós a una etapa especial de nuestra vida, de nuestras vivencias.
Todas juntas, como el equipo que siempre formamos. Que siempre formaríamos.
Y quizás Heeijin e Isabella se fuesen a otro estado al terminar sus estudios.
Quizás solamente Carla y yo nos quedásemos en nuestra pequeña ciudad estudiando.
Quizás Jax ya estuviese sobrevolando el océano hacia Italia.
Quizás la vida no tuviese marcha atrás y todo lo vivido solamente pudiese congelarse en nuestros recuerdos...
Pero eran únicos.
Irremplazables.
Inolvidables.
Y nadie nos los arrebatarías.
Regresamos a casa con una mezcla de cansancio, felicidad y resaca que no pensaba explicar a mi tía. Solamente tenía ganas de dormir unas cuantas horas más, fundirme con mi cama y soñar con las aventuras vividas.
De levantarme al día siguiente para reírme con mis amigas de nuestras travesuras en Los Ángeles y planificar las que estaban por ocurrir en los años universitarios, cuando visitásemos a Heeijin e Isabella en sus residencias estudiantiles.
Ya habíamos hecho un pequeño plan de vuelos económicos para poder conseguirlo todo. No nos daríamos por vencidas.
—¿El viaje bien? —Preguntó mi tía camino a casa, tras recogerme en la de Isabella, donde había pasado la noche.