· T r e i n t a & C i n c o ·

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Jax subió el sonido de la música, pero sabía que era para acallar mis gritos de fan loca. Me reí, tratando de cantar más alto, pero era imposible.

Al final terminé por llevarme las manos a los oídos y él por bajarlo. El coche explotaría gracias a una bomba de ondas provocada por el sonido.

Estábamos camino a clase, con la ventanilla bajada para horror de los transeúntes que se toparon en nuestro camino en pleno apogeo de Taylor Swift, disfrutando del buen tiempo que abril comenzaba a regalarnos.

—¿Has decidido ya si irás al viaje a la playa? —Preguntó mientras doblaba una curva que ya nos llevaba hasta el parking del instituto.

Me encogí de hombros. Todavía tenía mis dudas. Aunque Isabella, Carla y Heeijin irían (y mira que nos llevó trabajo convencer a los padres de Heeijin, especialmente después de su castigo por pegar a Ezra), me seguía pareciendo bastante caro. Y Jax...

Él ya no estaría por aquí para estas fechas. A pesar de ser un viaje organizado por los estudiantes, no era exactamente escolar. Lo haríamos después de graduarnos, un fin de semana. Nuestra despedida de tantos años juntos.

—Deberías ir. Hasta tu tía lo dice. Van a ser unos recuerdos buenos con tus amigas.

Sabía la teoría. Igual que sabía que si mi amigo con derecho a roce no podía ir, tampoco debía desanimarme. Estaba más que asimilado el hecho de que Jax se iría en menos de dos meses a Italia.

Viviría su verano increíble, y después viajaría.

En realidad me daba bastante envidia. A aquellas alturas yo todavía no sabía ni qué narices iba a estudiar, porque lo de maestra... digamos que empezaba a estar un poco descartado. Prácticamente en mis últimas opciones, aunque todavía no se lo había dicho a nadie.

—Supongo que al final lo haré —murmuré más para mí que para él.

Dejamos el coche al fondo del concurrido parking, y Jax pasó un brazo sobre mis hombros para atraerme hacia él mientras caminábamos al instituto. Varios compañeros se volvieron para mirarnos y después cuchichear.

El rumor de que él y yo nos acostábamos (que en realidad no era un rumor), había corrido como la pólvora. De primeras sospechaba de Ezra Johnson, como una especie de venganza por su parte, pero Heeijin me aseguró que le había preguntado y él no había sido. Tampoco sabía cómo era capaz de fiarse de su palabra, por muchas tardes que pasasen juntos en el instituto cumpliendo el castigo.

Sin embargo, la verdadera razón podía ser más bien nuestro comportamiento.

El hecho de que Jax me llevase en coche, que casi siempre estuviésemos juntos, que pasase su brazo por mis hombros como en aquel momento...

O que nos hubiesen visto enrollándonos en su coche un día por la mañana, antes de entrar a clase. Esto último no lo podía confirmar, pero sí que nos habíamos besado, y era probable que alguien lo hubiese notado.

Una Perfecta Equivocación © YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora