Capitulo 5

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Comenzamos a correr lo mas rápido que podíamos. Empezamos a correr hacia el interior del bosque intentando despistar a nuestro acechadores. Enseguida nos detectaron y la persecución prosiguió. Elekid no cesaba en su intento de acertarnos con uno de sus impactruenos. Cada vez que los lanzaba, notábamos como se levantaba el polvo de la tierra, y cada vez se acercaban más y más hacia nosotros. Deje de sentirme las patas, pero aun así, continué corriendo.

Entonces, en una de esas descargas, su intensidad aumentó, su fuerza era mucho mas grande.

- ¡Genial Elekid! Has aprendido rayo. Ahora sera mucho más fácil capturar a esas dos cositas tan bonitas.

La expresión de miedo no abandonaba mi rostro. Ahora la persecución se había complicado. Las descargas eran más precisas. En más de una ocasión pude sentir la electricidad estática en mis patas.

Entonces Purrlion me dijo:

- ¡Tranquila tengo un plan!

En una de esas, Purrlion se giró, e hizo un ataque protección, que hizo que una descarga saliera en dirección a su dueña. Esta muy enfadada, comenzó a reñir a su pokemon. Elekid, aún confundido de lo ocurrido, se le olvidó la cacería que estaba llevando a cabo.

Aprovechando aquella confusión, corrimos todo lo que nuestras diminutas patas nos permitieron, hasta llegara una zona de extensos arbustos, los cuales, no eran suficientes para escondernos de nuestros perseguidores, pero si teníamos suerte, podíamos pasar desapercibidos. Lágrimas comenzaron a salir de mis ojos. No soportaba toda aquella presión.

- Todo es por mi culpa - le dije entre llantos a Purrlion - estoy maldita. Soy una maldición. Por mi culpa nos esta persiguiendo una lunática que solo nos quiere para matarnos a abrazos y hacernos pelear sin piedad. Entenderé que me quieras dejar,se que solo soy una carga. Tal vez si corres ahora...

- Zorua - me interrumpió el felino - deja de decir estupideces. Tu no tienes nada de culpa de esto. Así es la vida. Los pokemon tenemos poderes que solo mediante batallas somos capaces de desarrollar. Es decisión nuestra el decidir querer hacerlo con humanos o por nuestra cuenta, pero eso hay personas que no lo comprenden. - entonces Purrlion posó una pata mi lomo - Zorua no pienso separarme de ti. Eres mi amiga, mi única amiga.

Esas palabras me llegaron a lo más profundo de mi alma. Otra vez me quedaba confirmada la lealtad de Purrlion hacia mi. No podía creer que todo esto estuviese sucediendo en un solo día. Miré hacia los arbustos, y deseé que hubiese allí una gran roca que nos pudiese cubrir. Entonces de la nada, un destello de tono azul surgió entre los arbustos, y una gran roca apareció de entre los arbustos, de tal manera que nos cubría completamente. Nos quedamos en silencio ante aquel fenómeno. En ese momento, esuchamos pasos. Comenzamos a contener la respiración, pensando que así el silencia sería mayor.

- ¡Donde se ha metido! -escuchamos gritar a la irritante voz de aquella niña - ¡Elekid, ya los has perdido, todo por atacarme con ese rayo! Estas castigado, esta noche duermes en el jardín. Uy mira que pedrolo más chulo... ¡Eso no importa! ¡Tenemos que seguir buscando! ¡Chiquitimurris no sufráis! ¡Mamá va a por vosotros!

Escuchamos a la niña alejarse corriendo. Nuestro corazones se quedaron por unos instantes sin latir debido a la tensión, pero, en cuanto vimos que el peligro ya había pasado, comenzaron a latir de nuevo. La piedra que se había forjado milagrosamente delante nuestro desapareció. Purrlion y yo nos miramos sin comprender, pero pronto recordamos que no era momento para charlar, teníamos que huir. No lo acababa de asimilar pero... teníamos que huir al interior del bosque, junto a otros pokemon. Aún así, sin tenerlo muy claro, comenzamos a correr. Una cosa estaba clara, prefería cualquier cosa antes que estar con aquella irritante niña.

Pokemon Ilusión: De Zorua a ZoroarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora