Ventajas de ser la mujer de un famoso.

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Salimos del hotel -no sin antes echar uno rápido en la ducha- y fuimos a desayunar. Efectivamente, había tortitas, y me recordaban mucho a las que solía hacer mi padre cada domingo.

Antes de irnos de allí, nos dimos el último baño en la playa. Realmente iba a echar de menos el olor a mar cada mañana, el sonido de las olas rompiendo contra la arena y el canto de los pájaros que anunciaban el inicio de un nuevo día. Realmente iba echar de menos este lugar.

Pasó un rato y llegó el coche de Lars. Desde la muerte de Cliff, todos tenían un coche particular y, por supuesto, despidieron al conductor del autobús y James casi consigue meterle en la cárcel. Al parecer, ni el abogado de ese hombre pudo encontrar las supuestas placas de hielo que supuestamente hicieron volcar el autobús. Yo no creo que lo hiciera aposta, pero puedo asegurar que no había ni rastro de las placas de hielo.

Cliff aparte y ya volviendo a la historia, subimos al coche. No era una limusina, pero sí que tenía todas las comodidades que un coche así pudiera tener. Tenía un conductor, espacio suficiente para casi estirar las piernas y, en vez de tener un maletero entero, tenía medio espacio ocupado por un minibar. Ventajas de ser la mujer de un famoso.

Abrimos dos botellines de cerveza a mitad del camino y una bolsa de patatas fritas que había comprado en el hotel. El conductor nos miraba de vez en cuando por el espejo retrovisor.

-¿Quieres? -Dije acercándole la bolsa de patatas.

-No, muchas gracias. -Dijo sonriendo amablemente.

Me encogí de hombros y volví a poner la bolsa en mis piernas. Lars y yo estuvimos charlando sobre la próxima gira de Metallica, nuestras próximas vacaciones, mis exámenes que serían en dos meses... Pero el tema principal era Jason, aquel chico que sería el nuevo bajista de Metallica. Le había oído tocar, y era bueno, pero no sabía si la gente aceptaría a un nuevo bajista. -Aunque si aceptaron que echaran a Dave y entrase Kirk, supongo que esto sería igual-.

Entre pensamientos y demás, me quedé dormida. Lars estuvo el resto del viaje hablando por teléfono con los de Elektra Records y los de Vertigo Records para concretar los detalles de la grabación de su cuarto álbum, ...And justice for all.

-Entonces tenemos que volver a Europa. De acuerdo. Ya les llamaremos para acabar de concretar detalles. Sí. Perfecto. Mañana, entonces. Ya le llamaremos.

Lars cuando quiere es muy serio, y me hace gracia verle hablando tan formalmente.

-¿Quién era? -Dije desperezándome.

-Vertigo Records. -Dijo sin darle más importancia.

Ladeé la cabeza imitando el gesto de los perros cuando no entienden algo y levanté una ceja.

-Un estudio de grabación de Reino Unido que va a producir, junto con Elektra Records, a esos sí les conoces, el siguiente álbum que tenemos pensado.

-Aaaaaah. -Dije sin haber entendido realmente nada.

Lars rió y me dio un beso en la frente.

-El caso -insistió-, es que en poco tenemos que volver a Europa.

-No pasaremos por Suecia, ¿no...? -Dije con miedo.

Lars suspiró.

-No, sólo iremos a Reino Unido. -Bajó la cabeza. -No creo que nunca volvamos allí. Es demasiado duro.

Miré por la ventanilla y suspiré. Llevaba mucho sin hablar de Cliff, a pesar de que pensaba en él todos los días. Sí, ya lo habíamos superado, pero últimamente nos dio por echarle de menos y pasó a ser un tema tabú para nosotros.

-¿Estás bien? -Dijo Lars preocupado.

-Sí, es sólo que le echo de menos. -Suspiré.

Lars me abrazó, lo que me hizo sentir bastante mejor. Sonreí al ver que ya habíamos llegado. Te echaba de menos, Metallimansión.

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