Malas noticias. Parte 1.

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Han pasado tres meses desde todo aquello y los chicos se fueron de gira hace un par de semanas. Acabaron de grabar el nuevo álbum y ya tenían previstas bastantes fechas. Yo no fui con ellos porque me surgió un trabajo... Y un pequeño problema.

*Flashback de Carmen*

Me desperté con el estómago revuelto. Lars no estaba en la cama y me resultó raro. Me levanté despacio intentando que el dolor de tripa no fuera a más, pero fue inútil. En cuanto puse el primer pie en el suelo, tuve que ir corriendo al baño debido a las ganas de vomitar.

Cuando llegué al baño me arrodillé frente a la taza del váter, pero por suerte fue una simple náusea.

-¿Carmen? ¿Eres tú? -Dijo una voz adormilada al otro lado de la puerta.

Me levanté y salí del baño. Vi a Laura en pijama y con claras ganas de entrar al baño. Sonreí y la dejé pasar.

Bajé al salón y vi a Lars dormido frente a la tele encendida. Reí y apagué la tele.

-¡Lo estaba viendo! -Dijo Lars sobresaltado.

-¿Estabas viendo un documental sobre pingüinos? -Reí.

-Me gustan los pingüinos. Son adorables.

-Como tú.

Lars sonrió y yo le di un beso en la frente. Al agacharme para besarle me volvieron las náuseas.

-¿Estás bien? Te has puesto amarilla de repente.

-Estoy bien. Es sólo que algo me ha sentado mal.

Lars me miró desconfiado y suspiró. Me hizo sentarme en el sofá y me hizo lo que él llama un desayuno anti-vómitos. Era un simple vaso de leche con una tostada, pero sirvió. Y a día de hoy sigue sirviendo.

Acabé de comer y Lars se llevó las cosas a la cocina. ¿Se había vuelto responsable? Reí por pensar eso y me fui a la ducha. Una vez allí y por razones que desconozco me empezaron a venir imágenes de la última borrachera que tuve con James. Había muchas cosas que no recordaba y... Una imagen hizo que me quedase de piedra. La culpa empezó a darme golpes en el estómago y mis piernas empezaron a temblar hasta el punto de caerme al suelo. ¿Yo había...? Negué con la cabeza y terminé de ducharme.

Terminé de vestirme y bajé al salón donde estaba Lars. Me sentí culpable al mirarle debido a aquel recuerdo que tuve.

-Carmen, ha venido alguien. -Dijo Lars molesto.

Miré hacia la cocina y de allí salió la última persona a la que quería ver: James.

-Hola Carmen. -Dijo seco.

-Hola.

-¿Podemos hablar a solas?

Lars asintió y salimos a dar una vuelta.

James y yo no hablamos durante un buen rato. Nos limitábamos a mirarnos y a soltar sonrisas fugaces. Llegamos al parque de siempre y le miré.

-James, yo...

-Escucha. -Dijo cogiendo mi mano.- Quiero decirte que lo siento mucho y que mi intención no era acabar así.

-Hablando de acabar... -Dije soltando su mano.- James, aquel día que los dos estábamos solos y borrachos...

-¿Hace un mes, dices?

-Sí, eso. ¿Tú y yo...?

-Sí Carmen. Nos acostamos.

Me quedé de piedra. Me volví pálida y no entendía nada. James me hablaba y me movía, pero yo sólo podía pensar en sus palabras. "Nos acostamos". Esa frase retumbaba en mi cabeza haciendo que mi respiración fuera cada vez más desigual. James me gritaba pero yo sólo veía que todo se volvía borroso. Hasta que dejé de ver.

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