Carmen, pero qué haces.

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Desperté. Estaba sentada en mi cama como acostumbraba a hacer cada vez que me quedaba mirando a Lars. Miré a mi lado y vi a mi marido. Suspiré al recordar lo que había estado pensando la noche anterior. Lars se despertó y me sonrió. Me dolía porque estaba más enamorado de mí que yo de él.

-Buenos días. -Susurró.

Sonreí y le cogí la mano. Volví a mirar al techo, o a ninguna parte en realidad y suspiré. Lars me notó triste, pero siempre prefiere no preguntarme cuando estoy así, él prefiere sentarse a mi lado, abrazarme y hacerme reír. Y bueno, eso hizo.

-¿Recuerdas cuando casi me caigo por motivarme al tocar la batería? -Dijo con esperanza de hacerme reír.

Yo me limité a asentir y poner una sonrisa fingida. No estaba de humor para sus tonterías. No hacía más que pensar en James y eso realmente me estaba jodiendo. Tenía que hablar con él sin que Lars se enterase; si supiera lo que pasaba por mi mente, le habría destrozado.

-Voy a ir a ver a James un rato, ¿te vienes? -Dije saliendo de mis pensamientos.

-¿Y para qué vas a ver a James? -Dijo mosqueado.

-Porque intentamos volver a ser amigos. Ya sabes, no me gusta estar de mal rollo con la gente. -Dije pensando muy bien cada palabra que decía.

Lars asentió y se fue a duchar. Mientras, yo fui a ver si Laura estaba en su habitación, y sí, estaba su cuerpo, pero por el aspecto que tenía, su alma estaba tan resacosa como ella.

-¡Buenos días, Lauri! -Grité subiendo las persianas. -¡Hace un día precioso hoy! Los pájaros cantan, ¿les oyes? Y los coches pasan por delante haciendo mucho ruido. ¡¡Brum, brum!!

Laura me lanzó la almohada para que me callara. Llevábamos haciendo esto desde la primera borrachera que tuvimos por separado. O que tuve yo sin ella. Se metió en mi habitación, puso la música muy alta y empezó a cantar a gritos. Desde entonces nos despertamos así cuando una tiene resaca y la otra no. Bromas de amigas, ya sabéis.

-Hija de puta... -Dijo muy bajito.

Me reí. Laura se levantó poco a poco, y cuando ya estuvo en pie y comprobó que no iba a vomitar, empezó a perseguirme por toda la casa amenazando con pegarme. Las dos nos reíamos hasta que acabamos sentadas en el sofá. Laura empezó a quejarse del dolor de cabeza.

-Espera, te traeré algo. -Dije con dificultad por la falta de aliento.

Llevaba mucho sin disfrutar tanto con ella. Era mi mejor amiga y se notaba por qué. Le llevé una pastilla y un vaso de agua para quitarle el dolor de cabeza y me senté junto a ella.

-¿No tienes nada que contarme? -Dijo cuando me vio volver a mi estado de melancolía.

-Sí, pero ahora no. -Suspiré.

-¿Tiene que ver con...?

Se refería a James.

Intenté decir que sí, pero empecé a llorar. Laura me apoyó en su hombro y me intentó tranquilizar mientras me acariciaba el pelo. Escuché a Lars apareciendo por la puerta del salón y me sequé las lágrimas con mucha rapidez. Laura me miró y asentió como queriendo decir que no le contaría nada a Lars.

-Me voy a duchar. -Dije levantándome casi con la cara tapada.

Me quedé detrás de la puerta para saber si Lars había visto algo y escuché un poco de la conversación.

-¿Carmen está bien? -Dijo preocupado. -Es que la he visto llorar.

-Sí, está bien. -Dijo sin hacer caso a la última frase..

Ride the lightningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora