¿Hogar, dulce hogar?

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Bajamos del coche y cogimos nuestras maletas. Lars le hizo un gesto al conductor indicando que se podía ir, y así lo hizo. Buscó las llaves por todas partes mientras yo me reía; resulta que las llaves las tenía en la boca. Tras un minuto de humillación de mi marido, llegamos a la Metallimansión para que Lars recogiera todas sus cosas y para saludar a los chicos.

-¡Mirad quiénes han llegado! -Dijo Kirk levantándose de un salto del sofá para darnos un abrazo.

-Hombre, los tortolitos. -Dijo James con cierto tono de burla mientras nos saludaba. -¡Newkid, deja de fregar y ven!

Jason apareció por la puerta con cara de cansancio y nos dedicó una sonrisa a Lars y a mí, seguida de una mirada de odio a James. Lars y yo nos miramos extrañados.

-Eh, Jason. -Dije sin dejar de fijarme en sus miradas de odio hacia James. - ¿Estás a gusto en esta casa? ¿Te tratan bien?

Volvió a mirar a James y James miró a Kirk. Los tres se quedaron sin palabras y soltaron una risa nerviosa, lo que entendí por un no. Resoplé, y sin querer saber nada más del tema, subí con Lars a por sus cosas.

Ya arriba, me di cuenta de que Lars miraba con melancolía cada rincón de la casa, como si no quisiera irse.

-Qué buenos ratos he pasado aquí... -Dijo mirando a un rincón solitario de la habitación.

-No quiero saber qué has hecho ahí. -Dije entre risas.

Lars sonrió y se sentó en su cama.

-Voy a echar de menos esto. -Dijo con un hilo de voz.

Odio cuando se pone en ese plan, porque me ablando y siempre consigue lo que quiere. Pero esa vez no, no iba a permitir que Lars se quedara allí.

-No tienes por qué llevarte todo. Además, yo paso más tiempo aquí que en mi propia casa. Será como siempre.

-¿Y si vivimos aquí?

-¿Y qué hago con mi casa?

-Una casa de verano. -Dijo Lars convencido.

-¿Una casa de verano a dos manzanas de aquí? -Dije sin darle mucha importancia.

-Pero yo...

Me acerqué a él y le cogí de los hombros.

-No, Lars. No voy a vivir aquí con ellos. Les quiero mucho, pero no, lo siento.

Lars suspiró y asintió. Empezó a guardar sus cosas en una caja hasta llenarla hasta arriba.

-No caben más cosas. -Dijo con cierto aire de tristeza.

Volví a resoplar, pero cuando estaba a punto de decirle algo a Lars, apareció Jason por la puerta.

-Hola Carmen, ¿podemos hablar? -Dijo con timidez.

-Claro. -Sonreí y le hice un gesto a Lars para que se fuera

Jason se sentó en la cama de Lars e intentó empezar a hablar, pero no le salían las palabras.

-S-sé que casi no te conozco y que ésta es la quinta vez que hablamos, p-pero...

Oh, no, por dónde va esto.

-¿P-podrías...? -Siguió hablando- No quiero que pienses cosas raras, pero ¿podrías presentarme a tu amiga?

-¿Qué?

-Sí, a... A Laura.

Me quedé realmente sorprendida con eso que me había dicho. ¿A Jason le gustaba Laura?

-Oh, claro. Los chicos, Laura y yo íbamos a quedar esta noche. Vente con nosotros si quieres.

-¡Gen...! Eh... Vale, guay, no tengo nada mejor que hacer.

Enamoradito.

Me reí ante esa situación, a lo que Jason se puso rojo. Hablamos un poco más sólo para saber cosas de él ya que iba a pasar mucho tiempo con él a partir de ahora. En realidad es un chico muy majo.

-Oye, ¿y tú conocías a Cliff?

De pronto mi sonrisa se borró. Hacía casi un año desde que Cliff murió, casi un año sin él. Aquella pregunta realmente me dolió, y parece ser que mi cara reflejó lo que pensaba.

-Vaya, perdona. -Dijo Jason.- A veces se me olvida que es un tema del que no gusta hablar y creí que...

-Era mi mejor amigo. -Le interrumpí.

-Vaya... ¿Y cómo te enteraste?

-Yo iba con ellos en la gira. Llevaba una semana soñando que iba a pasarles algo cuando cogieran ese autobús, pero no me hicieron caso. -Suspiré- Para evitar que me pasara algo a mí, fui en la furgoneta en la que llevaban sus instrumentos y esas cosas. Sobre las 6 de la mañana vi una ambulancia en la carretera. Deseé con todas mis fuerzas que no fueran ellos, pero... -Apreté los puños e intenté no llorar- Pero eran ellos. Vi el autobús volcado y me bajé de la furgoneta. Lars lloraba, Kirk estaba inmóvil y James le pegaba puñetazos al bus mientras repetía una y otra vez que iba a matar al conductor. Y Cliff... Cliff no estaba. -Empecé a llorar y Jason me abrazó.

-No tienes por qué seguir hablando si no quieres. -Susurró para tranquilizarme.

Hubo un momento de silencio entre los dos y sólo se escuchaban mis sollozos.

-Miré hacia la ambulancia y vi sus pies. -Seguí- Al ver eso grité. Grité con todas mis fuerzas, pero Cliff no respondía. Me tiré al suelo y empecé a llorar mientras James intentaba pegar al conductor y Kirk le sujetaba. Fue horrible.

Miré a la puerta y vi a los chicos llorando. Al parecer, Lars les había llamado cuando empecé a hablar de Cliff. Me levanté y les abracé uno por uno mientras Jason nos miraba con pena.

Sin decir más, Lars y yo cogimos nuestras cosas y nos fuimos a casa. ¿Hogar, dulce hogar?

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