Como cuando teníamos 15 años.

216 19 1
                                    

*Visión de Laura*

Carmen se fue, por fin. La quiero mucho, pero es muy inoportuna.

-¿Por dónde íbamos? -Dije poniéndome encima de Jase.

Empezamos a besarnos y a meternos mano sin control. No nos dio tiempo a subir a la habitación; necesitábamos hacerlo ya. Empezamos a desnudarnos hasta que acabamos en ropa interior. No podía esperar más. Me desabrochó el sujetador y...

La puerta se volvió a abrir. Era Carmen. Otra vez. Entró, nos miró y se dio la vuelta.

-L-lo siento, yo... -Titubeó.

Resoplé. Jason y yo cogimos la ropa y subimos a la habitación a seguir con lo nuestro. Volvimos a besarnos, pero algo me distrajo. La cara de Carmen al entrar no era normal. Estaba cabizbaja y tenía los ojos rojos. Entonces lo supe y paré de besar a Jase.

-¿Por qué paras? -Dijo molesto.

-Carmen y Lars lo han dejado. -Dije vistiéndome rápido.

Jase me miró mal y suspiró.

-¿Y qué hago ahora con esto? -Dijo señalando a sus calconcillos.

Reí y me encogí de hombros.

-No sé, no es mi problema. -Dije saliendo de la habitación.

-Sí lo es, lo has causado tú.

Sonreí y bajé rápido las escaleras. Vi a Carmen tan normal viendo la tele. ¿Me había equivocado? Me senté en las escaleras y me quedé mirando. Carmen se levantó y abrió un cajón en el que empezó a buscar algo. Sacó su revólver y lo cargó. Se apuntó con ella en la cabeza.

-¡Carmen, para! -Grité levantándome. -Sea lo que sea que pase, no merece la pena.

Carmen bajó la pistola, apuntó a la pared y apretó el gatillo. No ocurrió nada.

-No me habría matado. Sólo hay una bala. -Dijo indiferente.

Volvió a guardar la pistola en el cajón y se sentó en el sofá. No entendía nada. ¿Qué acababa de hacer? ¿Se iba a jugar su vida a un solo disparo? Me quedé mirándola desde el otro lado del salón.

-C-carmen, ¿qué...? -Dije sin entender nada.

Carmen se giró y sonrió. Yo me quedé mirándola extrañada. De verdad que no entendía nada de lo que había pasado.

-Es fácil. -Dijo al ver mi confusión. -Últimamente tomo todas las decisiones muy al azar y eso me está costando cosas importantes. Entonces también me juego la vida al azar. Pase lo que pase, tendrá consecuencias.

Recordé que eso mismo me lo había dicho cuando teníamos 15 años. A la muerte de su hermana empezó a hacer ese tipo de cosas que yo nunca entendí. Pero ella había dejado de hacer eso. Había dejado de jugarse la vida y vivía sobre seguro, como todo. ¿Por qué había hecho eso? Me senté en el suelo para poder pensar mejor. Carmen se acercó a mí y se sentó conmigo.

-Pero tú... -Dije sin acabar la frase.

-Lo sé. -Dijo como si me hubiera leído la mente. -Pero ya no es todo tan fácil como en nuestra adolescencia.

Me levanté y me quedé mirando a Carmen, que se levantó un momento después. Nos abrazamos, y yo esperaba que Carmen me contase lo que pasaba, pero no lo hizo. Tuve que sacar yo el tema.

-Carmen, ¿estás bien?

-Creo que ya sabes la respuesta. -Suspiró.

-¿Quieres que hable con Lars?

-¿Hablar de qué? No tengo perdón, y él ya ha tomado su decisión. -Hizo una pausa. -No sé cómo lo has sabido, pero gracias.

-Intuición de amiga. -Dije apoyando mi cabeza sobre su hombro.

Y ahí nos quedamos las dos quietas, calladas, escuchando la respiración de la otra, hablando sin palabras, apoyándonos mutuamente; como en los viejos tiempos. Como cuando teníamos 15 años.

Ride the lightningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora