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EL LUNES RODÓ ALREDEDOR, y con eso vinieron las clases.

Fey se despertó esa mañana con una sonrisa en su rostro, lista para el día. Se vistió y bajó al gran salón. Decidió sentarse con los Gryffindors, ya que se había acercado a Ginny. También echaba de menos a Ron con desprecio, ya que no lo había visto ayer.

Se dirigió a la mesa, donde Ron, Harry y Ginny estaban debatiendo sobre quién era el mejor equipo profesional de quidditch.

–¡Obviamente son las Arpías Cabeza de Acebo!– Exclamó Ginny como

Fey se sentó.

Ron, notando la presencia de Fey, se volvió hacia ella con una sonrisa en su rostro. –¡Hey Fey!– Fey se sonrojó y rápidamente volvió la cabeza para que Ron no viera. Fred, sin embargo, lo vio y le dio un codazo a George y le susurró algo al oído, lo que hizo que se riera, haciendo que Fey se pusiera aún más roja. Ron, sin darse cuenta del intercambio, se volvió hacia Ginny y prácticamente gritó. –¡SU BULGARIA, TE DIMISTE EL SAPO!–

–¡CÓMO ESTOY DIM WITTED, ESTAS DEMASIADO CEGADO POR TU PEQUEÑO ENAMORADO DE KRUM PARA VER QUE BULGARIA APESTA!– Ginny le gritó.

Harry, avergonzado por los gritos, ya que habían atraído la atención de aproximadamente la mitad de la escuela, trató de intervenir con su propia opinión. –De hecho, creo que Irlanda es la mejor.– Dijo en voz baja.

–CÁLLATE HARRY.– Dijeron Ginny y Ron simultáneamente.

A pesar de que Fey era la ganadora del equipo de quidditch de Hufflepuff, en realidad no tenía un equipo favorito, ya que sus padres siempre estaban demasiado ocupados para llevarla a un juego. Sus padres trabajaban como manipuladores de criaturas mágicas, por lo que siempre estaban transportando todo tipo de criaturas. La amaban, por supuesto, pero nunca pudieron encontrar el tiempo para llevarla de vacaciones y todo eso. A Fey realmente no le importaba, pero constantemente era padre y extrañaba a su madre.

La discusión concluyó con Ginny enviando el hechizo de murciélago-fantasma a Ron, pero falló, golpeando accidentalmente a Pansy Parkinson, quien chilló cuando unos mocos con alas volaron por su nariz. Esto le valió una detención a Ginny, lo que la llevó a maldecir a Ron.

Fey de alguna manera se las arregló para calmarlos, pero aún así se miraron el uno al otro a través de bocados de avena.

–Entonces.– Dijo Fey de repente, llamando la atención de Ron. –¿Hiciste tu ensayo de encantamientos?–

–Mierda.– Murmuró Ron. Ron frunció el ceño profundamente, pensando en cómo hacerlo. Entonces él tuvo una idea. –¿Oye, Fey?– Dijo.

–¿Oui?– Ella respondio. Al ver la mirada confusa en el rostro de Ron, rápidamente aclaró. –Francés, significa sí. De todos modos, ¿sí Ronald?–

–Bueno, ya que eres la bruja más inteligente que he conocido…–

–¡Oye!– Observó Hermione desde el otro lado de la mesa. Ron la ignoró.

–¿Podrías dejarme copiar?–  Preguntó. –¿Por favor?– Añadió, con sus gélidos ojos azules de cachorro.

Uf, esos ojos son imposibles de rechazar, pensó.

–Esta bien.–

–¡Hurra!– Dijo Ron alegremente. –¡Gracias, gracias, gracias!–

Fey puso los ojos en blanco. –Sin embargo, tienes que hacerlo la próxima vez.– Dijo mientras sacaba su ensayo que completó el día anterior.

Ron rápidamente garabateó el ensayo en su propio pergamino, cambiando algunas palabras para que pareciera que no la copió.

Una vez que terminó, el desayuno terminó y la campana estaba a punto de sonar para indicar el comienzo de la clase. –Vamos, Ron. ¡Los encantamientos comienzan como, ahora!–

Notes from a weasley. - Ron Weasley. ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora