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Narro yo.

Había sido un día agotador para el mayor, realizó varios atracos y persecuciones, por lo tanto estaba de mal humor, más de lo normal.

Fue a hacer papeleo a su despacho, se arremango las mangas de la camisa, se aflojó la corbata, despeino un poco su cabello, se quitó las gafas y por último de aflojó los zapatos.

Eran las 6:45 pm su turno acababa en 1 hora y 15 minutos, tenía tiempo de sobra para relajarse y ponerse a corregir informes.

Por otro lado volkov estaba en recepción atendiendo denuncias estúpidas, mientras una anciana le contaba como su perro se había ido de su casa, él solo podía pensar en que quería que su turno acabará lo antes posible para ir con Jack.

-Señora ya le dije que no se puede reportar desaparecido si no han pasado más de 24 horas- dijo por 3era vez en la conversación.

-Pero el nunca sale de la casa, es muy pequeño le puede pasar algo- dijo la señora abrazando el bolso que tenía entre los brazos contra su pecho.

-Esta bien, le diré a uno de mis agentes que la acompañe a buscarlo- dijo tocando el hombro de la señora para calmarla.

-Muchas Gracias...-

-Comisario Viktor Volkov-

-Oh yo tengo un nieto hermoso que también se llama Viktor, ahora vive en Europa y es abogado- dijo entusiasmada la anciana.

-Emm... Me alegra- dijo con una pequeña sonrisa el comisario.

-Agentes Gustabo y Horacio vengan a la recepción- dijo el ruso por la radio.

-10-4- recibió a través de la radio como respuesta.

Después de unos minutos aparecieron y el les dijo lo sucedido, salieron con la señora de comisaría.

-Joder- dijo el comisario mirando su reloj, marcaba las 7:57.

En pasos rápidos salió de servicio, fue a la armería y ahí dejo todas las armas.

Corrió hacia el segundo piso hasta llegar a la puerta del despacho.

Tocó dos veces la puerta con un poco de nervios.

-Pasa!-

Entro y cerro la puerta detrás de este, el súper estaba con la mirada fija en los papeles que tenía en las manos y no se percató de quien había entrado a su oficina.

-Que es lo que quieres!?- dijo pensando que había Sido cualquiera de sus estúpidos agentes.

-Ya acabe mi turno- dijo secamente Volkov al oír la respuesta de Conway.

Rápidamente el mayor volteó y vio al ruso recostado en la puerta con las manos detrás sosteniendo la perilla de la puerta.

-Perdona, no he tenido un buen día, no sabía que eras tú- dijo dejando los papeles en la mesa.

-No se preocupe, ya son las 8- dijo dando un paso en frente.

Conway miro el reloj que tenía encima del escritorio y paso una mano por su cara.

-Si, vamos, igual ya había terminado- dijo acomodándose los zapatos y poniéndose de pie.

Ambos salieron de aquella oficina, bajaron y el mayor salió de servicio.

-Vamós a mi apartamento, tu cama es muy incómoda- dijo entre risas el pelinegro mientras le abría la puerta del copiloto al peligris, que frunció el ceño pero se le escapó una pequeña sonrisa.

Iban camino a la casa del mayor, ambos deseaban todo del otro, pero la espera valdría la pena y lo sabían.

Al llegar, bajaron lo más rápido posible del coche, el ascensor estaba solo, así que el mayor aprovecho para arrinconar al menor y besarlo con fuerza, juntaba sus cuerpos lo más posible, mientras esté lo agarraba del cuello para intensificar el beso, sus lenguas se unían, saliva humedesia sus labios y los dientes chocaban un poco.

𝐀𝐔 𝐕𝐎𝐋𝐊𝐖𝐀𝐘 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora