IX

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NARRA VOLKOV.

Desperté por unos rayos de sol que golpeaban mi rostro, intuitivamente me tapé con la mano los ojos cerrándolos levemente para enfocarme en mi entorno, estaba en la sala de la casa de Conway, iba a ponerme de pie, pero unos brazos que me rodeaban me lo impidieron.

-Todavía es muy temprano, vuelve a dormir muñeca- dijo Conway aun con los ojos cerrados y haciendo un leve puchero. “Se ve tan lindo” pensé. 

-Conway que ya salió el sol, tenemos que irnos-

-Hagamos el turno de la tarde y así nos quedamos toda la noche haciendo ‘papeleo’- dijo con una hermosa sonrisa haciendo comillas con los dedos.

-Un día y medio sin ir a trabajar, este no es el superintendente que yo conozco- dije sonriendo.

-Necesitaba descansar, igual que tu- dijo abriendo los ojos.

-Pues yo le veía con bastante energía ayer- dije riendo.

-Joder, me vas a dejar dormir o vas a estar molestándome toda la puta mañana- dijo rodando los ojos-

-¿Qué le parece un rapidin?- dije pícaro.

Conway se sentó de golpe y junto sus labios con los míos, me agarro fuerte por la cintura pegándome más hacia él, yo reí encima de sus labios y lo agarré por los cachetes.

-¿Como hiciste para no congelarte en toda la noche?- dijo separándose haciendo círculos en mi cintura con uno de sus dedos.

-Supongo que estar pegado a su cuerpo me hizo entrar en calor- bromee.

Jack sonrió y volvió a besarme, era un beso dulce y con ternura.

NARRO YO.

Ambos estaban completamente enamorados del otro, el solo sentir la presencia del otro les hacía saber que todo iba a estar bien, solo querían sentirse cerca, sentir los labios del otro, el cuerpo del otro.

Amaban todo del otro, su piel, su cuerpo, sus movimientos, su voz, su actitud. Volkov amaba la forma demandante en la que Conway trataba a los policias, su ceño fruncido y los golpes tan precisos que daba cada vez que hacían algo que a él no le gustaba, los llamados que le hacía para que lo ayudase a hacer algo. Conway adoraba la forma en la que Volkov puede ser tan intimidante y a la vez tan tierno, como era débil cada vez que veía a un gato o a un niño, los movimientos tan sensuales que hacia inconscientemente cuando caminaba.

Ambos seguían besándose en el sofá, deseaban tener al otro, NO, lo necesitaban, necesitaban sentirse, estar juntos, nunca se supo de una pareja de personas que se desearan y se anhelaran más que estos dos, Jamás, es imposible.

-¿Qué hora es?- dijo el menor alejándose del mayor y dejandolo con los labios haciendo un puchero anhelando los contrarios.

-Te dije que tenemos toda la mañana- dijo molesto el mayor.

Volkov sonrió y estiro su brazo hasta llegar a la mesa que estaba enfrente de ellos, agarro su móvil y miro la hora.

-Mghh~ gruñó el menor al ver la pantalla del móvil.

-¿Que pasa?- pregunto el mayor.

-Son las 10 y tengo 8 llamadas perdidas de Ivanov y de Greco- dijo el peligris sobando su cien.

-¿Sera que algo sucedió?- pregunto el pelinegro.

-No se, voy a llamar a Greco- dijo el ruso marcando al numero de Greco y poniendo la llamada en altavoz.

GRECO

-¿Volkov? Te estuve llamando toda la noche-

-Si, lo acabo de ver, tenia el móvil en vibrador-

𝐀𝐔 𝐕𝐎𝐋𝐊𝐖𝐀𝐘 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora