III

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Se besaban camino a la habitación del menor, caminaban torpemente, parando en cada pared con la que tropezaban para continuar con el manoseo que tenían mutuamente.

El menor aferraba sus piernas a la cadera del mayor haciendo que sus miembros rosen mientras que el pelinegro agarraba con fuerza las nalgas del ruso, las apretaba y masajeaba sensualmente en busca de más fricción entre ellos.

Al llegar a la habitación Conway tiro a Volkov encima de la cama mientras besaba su cuello y dejaba pequeñas marcas que para el menor eran totalmente eróticas y se sentían jodidamente bien.

Narra Conway.

Muchas veces pensé en tocar, besar y profanar aquel sexy cuerpo de su comisario, aquel cuerpo pálido y semimusculoso pero delgado y un poco más bajo que yo pero aun así alto.

Cada vez que lo veía cambiarse de ropa le veía el entrenado trasero que este tenía, sus sexys abdominales y me preguntaba si la tenía pequeña o grande, ya que lo había visto en boxer pero de espalda, jamás de frente.

Igual eso no me importaba, me preguntaba si era bueno en la cama y juzgando por su físico pensaba que si lo era, me pregunta si era masoquista a mí me encanta el masoquismo en la cama, me preguntaba si estaba dispuesto a ser mi putita.

-Eres mi putita?- dije en su cuello haciendo que se retorciera.

-Soy su putita y lo que usted quiera pero no pare- dijo intentando no soltar ningún gemido a la mitad de la frase.

-No pienso parar hasta que te corras putita- dije nuevamente en su oído.

Narra Volkov.

Estaba jodidamente excitado, mi mente estaba completamente nublada sin poder pensar con claridad, solo quería que aquel sexy hombre tan fuerte y gruñón me hiciera suyo.

Empecé a desabrochar los botones de su camisa con desesperación casi desgarrándosela.

Se quitó de encima mía quedando de pie.

-Pasa algo?- dije asustado.

-No, espera- dijo quitándose la pistolera y dejándola caer al piso.

Se aflojó la corbata y se la quitaba, tirandola a alguna parte de la habitación.

Desde esa posición podía ver la erección de conway, podía notar su excitación y lujuria.

Se lanzó nuevamente encima de mí, besándome mientras me agarraba de las caderas.

Me dejó de besar, un hilo de saliva unía nuestras bocas, nuestras respiraciones agitadas, nuestros labios entre abiertos y rojos por las pequeñas mordidas que proporcionaba el contrario.

Me miraba fijamente, nuestras respiraciones agitadas se mezclaban, estábamos en nuestra propia burbuja de calor.

-Seguro que quieres hacer esto?- dijo finalmente.

-Seguro- dije volviendo a besarlo mientras le quitaba la camisa, tocando todo lo que pueda en el camino, acariciándo sus anchos hombros y pasando suavemente las yemas de mis dedos por sus musculosos brazos.

Baje hasta su miembro y lo aprete por encima de la tela haciendo que suelte un gruñido encima de mis labios.

-No me provoques- dijo separándose se mis labios besando mi mandíbula y dejando un camino de saliva desde esta hasta el cuello, ahí proporcionaba mordidas que dejarían marca y chupones que se notarían durante varios días.

- DIOS aghhh- Grite y gemi al sentir como mordía mis pezones, nunca pensé que se sentiría tan excitante maltratar aquella parte de mi cuerpo.

Narra Conway.

𝐀𝐔 𝐕𝐎𝐋𝐊𝐖𝐀𝐘 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora