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— samu? — tocó la puerta de la habitación, no había nadie.
sacó su celular y comenzó a llamarlo, sonaba apagado..
se preocupo un poco, osamu nunca desaparecía así como así.
— atsumu.. sabes en donde esta osamu? — llamo al rubio para asegurarse.

— oh, si de hecho ahorita estamos en medio de un restaurante ~ oye suna esta preguntando por ti~ ah, el celular creo que lo dejo en la mesita de la habitación, podrías hechar un vistazo? —

el pelinegro miró, si ahí estaba el celular, soltó un suspiro de alivio, sonrió.
— esta bien, aquí está el celular... diviértanse mucho, yo estoy aquí en la casa —

— si, quieres que te llevemos comida? ~ oye kita-San, que vas a ordenar? —

de alguna u otra forma se sintió raro al escucharlo, apretó un poco el teléfono.

— atsumu? hay alguien más ahí con ustedes? —

— si, esta kita-San con nosotros, hace un tiempo que no nos veíamos, samu te estuvo llamando pero no respondiste, llamamos a la agencia, alisa dijo que habías olvidado tu celular en la oficina y que estabas con tu jefe reescribiendo el tomo de la última novela...

suna trago un poco de saliva, luego le  preguntaría a alisa.

— lo siento—

— no te preocupes, samu no quiso insistir ya que estabas ocupado con tu trabajo, iremos lo antes posible, por ahora descansa —

— gracias —...



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— oh? suna, si, acabamos de llegar a Rusia, todo está bien, y tu? que tal te fue con osamu-San? —

contestó la llamada con alegría y comodidad, el estado del clima en ese país estaba ahora grado bajo cero,la temperatura era una muy fría, tanto que cada vez que hinata decía una palabra, su aliento se veía reflejado en el viento.

— bien.... esta todo bien entre nosotros, supongo — respondio tirado en aquel sofá del apartamento.

— esta contigo? —

— en realidad no, desde que kita volvió, esos tres an estado juntos —

— ah? ~ oh si, el chico albino de inarizaki~ y tu porque no estas con ellos? — 

— no tuve ganas de ir — se encogió entre hombros— y tu?, alisa-Sama esta contigo? —

hinata suspiro del frío en las afueras del aeropuerto, negó con su cabeza.

— no, ella fue a comprar algo de comida para los dos, yo me quedé a cargo del equipaje.... aunque ahora mismo esta haciendo demasiado frio, siento que podría morir congelado — estiró sus brazos — jeje....

— por alguna razón extraño ver tu cara de idiota en la oficina —

hinata sonrió al escucharlo, puso una de sus manos en la cintura.

— eeh? ni siquiera a pasado un día y estas desesperado, que lastima, pienso quedarme aquí hasta que encuentre algún ruso que quiera salir conmigo — bromeó con eso.

— y eso a mi que? tratas de ponerme celoso? — coqueteo.

— tu te pondrías celoso? —
retrocedió sus pasos, hasta apoyar su cuerpo contra una pared.
— de ninguna manera, pero aún así.... yo también te extraño...

— d...disculpa—

hinata sintió cuando pusieron una mano en su hombro, sin apartar su teléfono volteo, era raro, pues como podría una persona estar detrás suyo cuando había un muro ahí, llevó su mirada hacia arriba, queriendo morirse en ese momento.
no era un muro o una pared lo que había ahí  era una persona, el se había apoyado en el cuerpo de otra persona  y no era una cualquiera, a veces el mundo conspira para joderte, eso fue lo que hinata pensó.
tragó un poco de saliva al verlo su cara palidecio, pero tenía que actuar, era bueno en ello.

seducciónes del escritorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora