La brisa fresca acariciaba su cuerpo mientras la gran construcción mecánica seguía girando, manteniéndolo en el aire. Al principio, se sentía muy nervioso por la altura, pero cuando el juego empezó a moverse más y más rápido, su mueca de nerviosismo fue reemplazada por una sonrisa muy grande, que dejaba a la vista sus dientes.
Changkyun, sonreía de igual manera, fascinado con la alegría del menor a su lado.
Cuando las sillas regresaron a su lugar de forma lenta, ambos bajaron y con un emocionado JooHeon, caminaron hasta el próximo juego, y luego otro, y otro.
- Ese se ve aterrador - los pequeños ojitos de JooHeon tras los lentes veían concentradamente la torre mecánica que mantenía el circulo de sillas suspendidas justo en la punta.
- ¿Quieres subir? Es divertido - JooHeon no respondió inmediatamente, demasiado atento a los traqueteos y el repentino movimiento de las sillas, en picada, hasta la mitad y de vuelta arriba, donde segundos después descendió sin pausas hasta el final, acompañado de los gritos eufóricos.
- No, no estoy seguro - titubeó, y el mayor, sin pensárselo mucho, tomó la delgada mano de JooHeon y lo arrastró hasta la fila, y lo mantuvo así, hasta que ambos se ubicaron en las sillas.
El corazón de JooHeon empezó a martillear con fuerza mientras iban ascendiendo, cuando llegaron hasta la punta, se detuvieron. Ante la vista, JooHeon casi olvidó su miedo y señaló a lo lejos, con una sonrisa, que fue devuelta por Changkyun.
Cuando escuchó un estruendoso traquido, pegó sus manitas, levemente sudadas, a la barra de seguridad que pasaba frente a él, listo para descender
- ¿Por qué no baja? - preguntó un par de segundos después.
- No lo s-
Las palabras quedaron en el aire, siendo reemplazadas por los gritos de los demás, y JooHeon, en medio de sus gritos, buscó la mano del mayor.
Y el de cabellos azabaches, entre risas, la tomó, y no la soltó hasta que ambos bajaron del juego, lo que ayudó bastante a que el menor no se cayera por sus piernas temblorosas.
- Divertido, ¿No crees? - preguntó para molestarlo un poco, y el menor solo le regaló un quejido en respuesta.
- Necesito sentarme un momento - señaló una banca.
- ¿Quieres algo?
- Agua, por favor.
El mayor asintió y escrutó el lugar para ver donde comprar.
- Ya vuelvo entonces - JooHeon asintió y cerró sus ojitos para respirar profundamente.
Qué juego tan horrible, su corazón era muy débil.
- Aquí tienes, Joo - la voz profunda y calmada de Changkyun llegó a sus oídos, abrió nuevamente sus ojos y recibió la botella con un agradecimiento - ¿Podemos ir a la casa de terror?
¿Casa de terror? ¡No, ni loco! ¡Seguro le daba un infarto!
- ¿De terror? - preguntó con duda.
- Ajá, está por allá, parece prometedora.
¿Prometedora, eh?... Eso le daba muy mala espina...
- Yo... - iba a negarse, pero viendo mejor al mayor decidió aceptar, después de todo él lo había invitado y habían estado subiendo a todos los juegos que él había querido, sin importarle mucho si al mayor le disgustaban o no. - Está bien - se puso de pie, cerrando la botella.