- ¡Besa como un Dios!
- Wow, wow - levantó sus palmas a la altura de su pecho y terminó de calzarse las pantuflas - ¿Qué tal estuvo la pizza? - molestó.
- ¡Qué pizza ni que nada! - se exaltó el mayor - ¡Es un Dios! ¡Lo comprobé!
JooHeon se carcajeó con la emoción pura de su amigo y le dio pase libre para que siguiera hablando.
- Fuimos por la cochina pizza, sí, pero después nos fuimos a un bar de esos tranquilos y ¡DIOS SANTO, JOOHEON! - el más alto tapó su rostro con sus manos mientras parecía tener recuerdos vividos de la noche anterior - ¡Esos labios no son de un simple mortal! - el castaño mantenía una sonrisa enorme mientras palmeaba y estrujaba a su compañero.
- ¿Asumo entonces que ya no me necesitas de puente? - inquirió bastante curioso.
- No lo sé - el pelinegro de repente se quedó serio y JooHeon casi se preocupó - Espero que no, porque, le vendo mi alma a Satán si después de esa sesión de besos no lo fleché - el comentario bajo la previa tensión.
- Por cierto, ChangKyun me invitó a salir hoy, así que... ¿No te molesta si te dejo solito? ¿O prefieres que hagamos algo juntos?
- ¿Van a tener una cita?
- Em... ¿Tal vez? - contestó no muy seguro.
- Cuando sea la hora me avisas, yo te pongo bonito - sonrió pícaro, ganándose una carcajada limpia por parte del castaño.
🐝⊰⊹
- Hola.
- ¿HoSeok? ¿Qué haces aquí? - JooHeon sorprendido del otro lado de la puerta, cargaba a una de sus gatitas.
- Ay, qué linda - tomó una de las patitas de la mascota y la saludó - Disculpa que venga así, ChangKyun me pidió que te llevara a un lugar - explicó con calma mientras disimuladamente ojeaba el interior del apartamento en busca de cierto pelinegro.
- Ah, claro, pasa, todavía me falta hacer algunas cosas - le dio paso al mayor y cerró la puerta - ¡Wonnie! - levantó apenas la voz pero no obtuvo respuesta.
- ¿Wonnie? - caminó al cuarto del mayor pero antes de abrir la puerta, el pelinegro se levantó de golpe del sofá, que al estar de espalda a la puerta de la entrada lo había ocultado perfectamente. - Vino visita - señaló con sus ojos, ya un lado del pelinegro, y éste, con el cabello hecho un lío de un solo lado, y los ojos aún medio cerrados e hinchados se giró hacia donde indicaba la mirada de su compañero, y notó a HoSeok, quien lo miraba fijamente con una sonrisa tierna.
- Buenos días - bromeó el rubio, pero no recibió respuesta, más que el movimiento brusco del delgado yéndose a su cuarto; dejando a la vista sus delgadas y largas piernas.
El pelinegro no llevaba pantalones, solo una camisa negra que le llegaba hasta los glúteos y su ropa interior del mismo color.
- ¿¡Por qué no me avisas, JooHeon!? - medio gritó desde la habitación, muerto de vergüenza al notar su falta de ropa.
- Lo siento - se disculpó el menor con el recién llegado mientras dejaba a la gatita en su cuarto.
- No hay problema - la verdad es que estaba completamente agradecido con las vistas - ¿Cuánto te tardas? Tenemos que llegar como en 1h y 40 minutos y el viaje es largo - enunció levantando en demasía sus cejas.
- En 15 estoy - aseguró y se encerró en su cuarto.
- ¿Quieres ir con nosotros? - preguntó el rubio después de dar dos toques a la puerta por la que se había escabullido el alto.