- HyungWon
- Dime
- Mira a tu derecha - murmuró suavemente.
- Que-hola
- Hola, ¿acaban de abrir o están cerrando? - preguntó el chico rubio que acaba de acercarse con una sonrisa amable
- Apenas abrimos, estábamos trayendo algunas cosas- respondió HyungWon, mirando al piso donde descansaban varias cajas y a su compañero de trabajo que cargaba un par de bolsas grandes con algo de esfuerzo.
- Los ayudo entonces - ofreció mientras apilaba un par de cajas y las cargaba sin esfuerzo.
HyungWon sonrió grandemente y asintió mientras abría la puerta de la cafetería, se hizo a un lado, le dio paso al rubio y ayudó a Jooheon con lo que quedaba para entrar.
El lugar estaba rodeado por el aroma del café y las dulces esencias de los postres que se preparaban en la cocina.
El más alto tomó la delantera y los condujo a través del mostrador, hasta el pequeño depósito.
- ¿Puedes poner las cajas ahí, por favor? - señaló una esquina cerca de unos estantes llenos de bandejas vacías
- Sí, señor - respondió el otro, y descargó todo con cuidado.
- Muchas gracias ... - dejó la frase en el aire
- Hoseok, soy Hoseok-
- Hoseok - probó el nombre con una sonrisa - Muchas gracias, ¿Qué va a llevar?
- Cuatro americanos - volvieron al mostrador - De los grandes y, ¿no hay muffins?
- Espere un minuto - tomó el teléfono que estaba en el costado de la caja registradora.
-HyunWoo, ¿Están ya los muffins?
- Sí, Félix ya los baja.
- De acuerdo - colgó el teléfono y esperó unos segundos a que bajara el chico con el pedido.
Empacó y despidió al rubio con una sonrisa.
- Ahora sabes su nombre - recordó el de bajo estatura
- Ahora me falta su número - rio y se pusieron en la labor de terminar de organizar el local.
JooHeon estaba cansado, todavía no pasaban de las 10 de la mañana, pero su cuerpo estaba pesado y sus ojos parecían querer cerrarse por siempre cada vez que parpadeaba, esos paquetes que había cargado parecían haber drenado su energía.
- Joo... Cariño, te estoy hablando - la voz de Chae lo trajo de nuevo al mundo.
- Dime - respondió apenas
- Tienes la tarde libre.
- ¿Por qué?
- Vamos a cerrar justo antes de la hora del almuerzo
- ¿Irán con su madre?
- Sí, hoy quiere estar con nosotros
- De acuerdo, la saludas de mi parte.
- Por supuesto
Las siguientes dos horas fueron un poco más pesadas, estaba entrando más gente de lo normal, así que tuvo que sacar energía de donde no la tenía.
A las 12:30, después de preparar pedidos que Félix llevaría a domicilio, JooHeon salió de la cafetería y se encaminó a su casa, a paso lento y pesado, después de cruzar la calle y haber avanzado un par de minutos, miró su teléfono y algo se encendió en su cabeza. Era muy temprano y estaba seguro de que a esa hora su padre aún estaba en casa.