Ayla.
Al llegar a San Francisco, cogimos rápido un taxi seguro y ya en el taxi camino a la residencia decido llamar a mi mamá, pero no me contesta por lo opto llamar a Key, que al tercer toque me contesta.
—Hola, Key, ¿Sabes algo de mi mamá? —la saludo —. Es que la estoy llamando y no contesta.
—Hola, amiga, sí, yo también te extrañé —saluda con sarcasmo y dramatismo.
Yo solo río y niego como si ella me viera.
—Es que, si te contara Key, por eso llamaba a mamá.
—Tu mamá está conmigo en la casa de los Becker, hemos venido a cenar y adelantar cosas de la boda —me explica y eso me tranquiliza —. ¿Pasa algo?, te noto algo rara.
—Si me pasa algo, Key —le confirmo y me dispongo a contarle —. Resulta que, al llegar a la residencia de Los Ángeles, me dijeron que hubo un error y que debía viajar a San Francisco porque pertenecía a la de esa ciudad y pues aquí estoy, a punto de llegar a la residencia Johnson.
—¿Estás en San Francisco? ¿Cómo que te cambiaron? —preguntó sorprendida.
—Si, eso mismo, Key.
—Oh, joder —dijo preocupada —. Tú no puedes estar ahí.
—¿Pasa algo, Key? —pregunté confundida —. Dame un minuto, el taxista nos está hablando.
El taxi estacionó frente a unas rejas negras y un grande lugar que capaz de ocupaban dos cuadras enteres estaba frente a nosotras.
—Acabamos de llegar señoritas, les ayudo con sus maletas —dijo y se bajó del taxi.
—Key, debo cortar —le digo a mi amiga y ella trata de decirme algo, pero no la dejo —. Ya es tarde y debo ingresar de una vez, te llamo cuando esté en mi habitación.
No pudo decirme nada porque corté y junto a Maru bajamos del taxi con nuestras mochilas, frente a las rejas ya estaban nuestras maletas.
—Que tengan bonita noche. —nos dijo después de que le cancelamos.
Asentimos al taxista y juntas caminamos hacia nuestras maletas, decidimos acercarnos a la caseta que había a un lado y un guardia de mediada edad, se asomó.
—Buenas noches, señoritas, ¿Ustedes son las jóvenes Foley y Mendes? —nos preguntó el guardia y nosotras asentimos.
—Si, somos nosotras.
Abrió las rejas y salió de la caseta para ayudarnos.
—Déjenme ayudarlas, las están esperando en la oficina,
Me ayudó con una maleta y a Maru también, mientras que yo llevaba mi mochila, mi caja de libros y una maleta. Al ingresar fui testigo de una hermosa vista de jardines y como confirmé, era muy grande, tenía faroles iluminado todo y en cualquier otro momento, en este lugar se podría montar la grabación romántica.
—Es un lugar muy bonito... —le murmuré a Maru.
—Si, es un lugar hermoso, podré sacarme muchas fotos para Instagram.
Yo reí y asentí.
—Yo seré tu fotógrafa.
Seguimos caminando y el guardia se detiene en una puerta y la toca, se esperan unos segundos y un señor de edad de cabello pelirrojo nos abrió.
—Buenas noches, señoritas.
—Buenas noches, señor.... —saludamos ambas, pero no supimos como completar.
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Destino, Volviendo A Encontrarnos ©[En Proceso]
Roman pour AdolescentsDespués de la última despedida de Jackson y Ayla, cada uno tomó diferentes caminos, con la meta de olvidar al otro. Lo que ambos no esperaban era que el destino vuelva a jugar con ellos, logrando que se vuelvan a encontrar. La pregunta del millón e...