Capítulo 11

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Era media noche cuando Jade arribo al hogar Vega, las luces del interior como de costumbre se encontraban apagadas. El jardín que era iluminado por tenues lámparas entre algunos arbustos la condujo hasta su objetivo: un árbol de tronco firme y grueso, al lado del balcón de cierta castaña. Con gran esfuerzo y cuidado, la ojiverde ágilmente trepo, sus brazos al final del camino presentaban enrojecimiento e irritación. A Jade no le importaba en lo absoluto.

Sus botas produjeron un golpe seco al aterrizar sobre el balcón, afortunadamente las cortinas purpuras ocultaban su presencia.

-Eres patética, West. –Murmuro la gótica para sí misma.

Sus manos pálidas temblaban a sus costados mientras exhalaba pesadamente. Parecía todo tan cliché, Romeo estaría orgulloso seguramente de sus acciones aunque su Julieta era muy diferente a la de él. Sin perder mas el tiempo, la joven trato de abrir la ventana con un empujón silencioso.

-No, no, no, no.-Gruño en voz baja. - Muy bien, Vega, bien hecho.

Jade observo con ansiedad a su alrededor buscando otra manera de entrar, pero desafortunadamente la única opción que tenia era bajar de nuevo. Las manos de la chica se enredaron entre sus cabellos con frustración, sin perder más tiempo nuevamente trepo al árbol y bajo con prisa. Sus piernas se movieron con cuidado hacia la entrada de la casa rogando que alguno de los dueños olvidara cerrarla como de costumbre. Al parecer la buena suerte que acompañaba a Jade desapareció desde el momento que decidió abandonar a Tori.

-Juro que encontrare la forma de entrar.

Los pasos de la chica la llevaron hasta el otro lado de la casa donde cierta ventana estaba abierta. Las cortinas color rosa se movían al compas del viento y Jade no espero un segundo más para entrar a la habitación. El molesto olor a fresa inundo el sentido de la gótica, y si no fuera gracias a la oscuridad, sus pupilas estarían desorbitadas a causa de tanto color rosa. Trina se encontraba recostada en su cama, ajena a la presencia que la observaba con desprecio.

La joven de pelo negro desbloqueo la puerta con cuidado, asegurándose de que la chica dormida no se moviera. El silencio estaba presente en cada rincón de la casa, pero Jade cerró la puerta con lentitud sin inmutarse por el hecho de poder ser descubierta. El pasillo oscuro la condujo hasta la última puerta color blanca, Jade contuvo la respiración y giro la perilla con lentitud. La escena que apareció frente a ella estrujo su corazón, fue una tonta cuando creyó que sería posible olvidar a una chica tan maravillosa como Tori.

Sus pasos vacilantes la acercaron a la orilla de la cama. Las sabanas blancas cubrían la mitad del cuerpo moreno y el rostro de la chica se posaba atractivamente sobre la almohada. La gótica la contemplo durante algunos minutos, debatiéndose lo que haría, podría despertarla y esperar un escándalo, o permanecer en la habitación hasta esperar el momento adecuado. Jade sacudió su cabeza ante las dos opciones, el riesgo a ser descubierta era mayor que cualquier esperanza.

La latina se movió entre sueños apretando otra almohada entre sus brazos y la pelinegra sonrió con melancolía ante el gesto.

-Jade. –Balbuceo la castaña casi de forma incomprensible.

-¿Tori? –Susurro Jade sentándose a su lado. La chica suspiro al sentir la mano de la ojiverde, incluso pareció removerse en su lugar buscando mas contacto. - Desearía que estuvieras despierta, no me importaría recibir otra bofetada porque sé que la merezco. Lo que hice estuvo mal desde el principio, ambas fuimos culpables de que esto llegara demasiado lejos y sin quererlo Tori, fui yo la primera en romper las reglas del juego.

Break Apart Her HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora