CAPITULO 2: ¡OJALA ESTUVIERA MUERTO!

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No lo podía creer, ella… ella había donado su corazón, ella me había salvado.

- ¡Noooo! – grite muy fuerte, no podía seguir de pie, me había hincado y lloraba, lloraba mucho.

- Ian, cálmate.

- Por favor… por favor dime que no es verdad Aerith… dime que se fue de Los Ángeles, que esta viva.

- ¡Lo siento! – dijo Hansel.

- No… no… Sloane.

Se acercaron unos enfermeros y me inyectaron algo para calmarme. Caí en un profundo sueño.

Soñaba… soñaba con ella, con volver a tenerla en mis brazos, ella me observaba… me besaba y me decía que me amaba, que ahora estaría siempre conmigo, que viviera al máximo y aprendiera a vivir sin ella, le dije que no podía hacerlo y sentía que me abrazaba muy fuerte y dijo: ¡Si puedes!

Desperté y comprendí que ya no la tenía, ya no la tendría más y me dolió tanto, no soportaba la idea de no tenerla conmigo.

- ¿Cuándo podre irme? – le pregunte a mamá.

- El doctor dijo que mañana.

- Okey – la puerta se abrió, entraron Aerith y Hansel.

- ¿Cómo estas, Ian? – preguntó Hansel.

- ¿Qué sentirías tu, si Emma muere por que dono el corazón?

- ¡Auch! – dijo.

- Exacto.

- Tengo algo que decirte – dijo Aerith.

- ¿Saben donde la…?

- No – respondió Hansel.

- No sabemos a donde se la llevaron, desde ese día no hemos visto a su familia.

- ¿Qué es eso que tienes que decirme, Aerith?

- Me voy.

- ¿Qué?

- Si.

- ¿A dónde?

- A Londres con mi familia.

- ¿Por qué?

- Porque quiero estudiar allá.

- ¿Tu lo sabias Hansel?

- Me dijo hace unos minutos.

- Aerith no puedes dejarme ahora.

- Me siento igual que tu Ian y no puedo seguir aquí con ella.

- Nadie puede – dijo Hansel.

- ¿Cómo crees que me siento yo?

- Lo se, Ian.

- No… no sabes Aerith, yo la trate mal y trate de hacerle sentir que no la amaba después de haber tenido relaciones, la trate como una cualquiera y… no pude pedirle perdón.

- Ella no te culpaba de nada – menciono Hansel.

- Si le hubieras dicho la verdad desde que la conociste, ella… ella…

- No estaría muerta – continúe su frase con la voz quebrada - ¿Me culpas de su muerte?

- No.

- Igual si se lo hubieras dicho, ella lo habría hecho, así es ella… así era ella – dijo Hansel.

- Aerith, no te vayas.

- No voy a cambiar de idea, Ian.

- ¿Cuándo te vas?

¡Te Sigo Amando!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora