¡Te Sigo Amando!

CAPITULO 4: ¡YA NO AGUANTO MAS!

No puedo creer que ha pasado siete meses desde que murió Ian, ya ha pasado el cumpleaños de Aerith y Hansel y ni siquiera me acuerdo de su número de celular para llamarles, y Sam no lo puede averiguar.

Además hoy es mi cumpleaños.

- Felicitaciones – me decía Rose, mi compañera de cuarto en la preparatoria.

- Gracias.

- No te ves muy contenta, hija.

- No lo estoy mamá.

- Sloane no puedes seguir así, ya ha pasado…

- Siete meses – le dije a Sam.

- Si – contesto él.

- Mejor parte el pastel – dijo mamá.

Corte un pedazo, luego lo deje y subí a mi habitación.

Por suerte nadie me siguió.

No podía dejar de llorar, cada día, hora y momento me veían llorando, lo extrañaba tanto; ni siquiera sabia donde estaba su tumba y lejos de mi casa menos lo sabría. Todos habían estado de acuerdo en mudarnos a San Diego después del choque y ni siquiera me habían dejado despedirme de mis amigos.

A Reyna le había encantado nuestro nuevo patio, aunque se dormía conmigo, como siempre.

- ¿Puedo entrar? – dijo Rose.

- Si.

- ¿Quieres dar un paseo?

- Mm…

- Vamos, te hará bien.

- De acuerdo.

Caminamos por la calle donde vivo, a la vuelta se encontraba una plaza y ahí llegamos.

- Feliz cumpleaños – me dijo Mark Cohen, un compañero de aula y buen amigo.

- Gracias.

- ¿Estas bien? – dijo.

- Si.

- ¿Puedo caminar con ustedes?

- Si – contesto Rose, quien estaba enamorada de él -, casi nunca hablas de él.

- ¿Quién? – preguntó Mark.

- El novio muerto de Sloane – la mire con amargura –, lo siento – dijo al ver mi expresión.

- ¿Cómo murió? – preguntó él.

- De insuficiencia cardiaca.

- ¡Oh!

- Lo peor de todo es que creí haberle donado el corazón.

- ¿Creíste? – dijo Mark.

- Soñé que se lo donaba…

- ¿Lo extrañas?

- Claro Rose, lo amo... y no pude despedirme de él.

- Debes de seguir adelante…

- Lo intento Mark, pero sabes que se siente no verlo, no poder hablar con él… no puedo estar sin él, te juro que quiero levantarme y sonreír, sentir que todo esta bien, mirarme en el espejo y poder ver a la chava que era antes y no a alguien que aparenta ser lo que no es.

- No, no lo se.

- Sloane, desahógate – dijo Rose.

- No conozco una tumba donde llorarle y decirle adiós, no conozco un camino donde pueda estar bien, no se nada de mis amigos, que de seguro estuvieron con él en sus últimos momentos, simplemente… simplemente no aguanto, no quiero despertar, no quiero salir, ser feliz y no quiero vivir…