CAPITULO 8: LOCA AMISTAD

74 3 0
                                    

Había pasado todo el día de ayer con Sloane; yendo y viniendo.

Hoy veríamos lo de la llegada de Aerith, Hansel se reuniría con nosotros, mientras descansaba en mi cama un poco.

Sentí unos brazos alrededor de mis brazos y gire un poco mi cabeza para ver a quien me tenía preso.

- Hola – dijo su melodiosa voz, su sonrisa era pegajosa; su mirada indicaba alegría.

Era difícil resistirse a besar esos dulces labios, tire de ella y la encare, luego la bese delicadamente.

- Tienes suerte de que tu presa no te coma – dije.

- ¿Enserio?

- Si, aunque podría comerte a besos.

- Eso me encantaría pero…

- ¿Pero que?

- Pero tenemos que encontrarnos con Hansel.

- En unos minutos más, quiero estar este minuto contigo.

- Conmigo siempre vas a estar.

- Lo se – la abrase tan fuerte para que no se moviera pero no tanto para no quebrarla, le sostuve la mirada y sonreí.

- ¿Qué pasa? – dijo.

- Estoy contento de tenerte aquí.

- Yo también.

- Okey, vámonos.

- Si.

Nos encontramos con Hansel en el parque, no podía esperar a darle la sorpresa a Aerith, pero ya mañana llegaría y por el momento todo volvería a ser como antes.

Hansel llego con Emma.

Hablamos un buen rato sobre que haríamos mañana y de que a que hora estaríamos en el aeropuerto, pero como no queríamos que ninguno llegara tarde, acordamos irnos juntos.

Estábamos muy emocionados pero Emma se sentía un poco mal porque pensaba que no encajaba en esos planes, ella y Hansel terminaron por irse.

Sloane y yo compramos un helado y caminamos por el parque en silencio, disfrutando la nieve, era tan agradable estar con ella; aunque aun no volvía a ser la de antes.

- Oye, ¿y Reyna?

- En la otra casa.

- ¿Por qué Sam no la trajo?

- No se.

- ¿Aun no han hablado de… mudarse de nuevo aquí?

- Ian…

- Sloane…

- No hemos hablado porque empezamos una nueva vida allá.

- Pero podrían regresar a la de antes.

Sloane dudo en contestar, o quizá elegía sus palabras para no dañarme, aunque aun así lo harían.

- No podemos.

- Pero…

- Acaso, ¿Ya te arrepentiste de ir a verme todos los días?

- No, claro que no.

- ¿Entonces?

- Es solo que me da miedo… - ella observo mi rostro por un segundo y me abrazo tan fuerte que no pude dejar de suspirar.

- No termines esa frase – dijo y alejo su rostro para poder mirarme y tomarme de la cara con sus manos -, yo te amo y no cambiare de idea, además yo tendría que estar preocupada…

¡Te Sigo Amando!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora