Capítulo 3

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•Valentina Zenenere es Estella Vlad


Cuando por fin llegó el lunes, Estella Vlad se sentía más alegre. Cada día faltaba menos para que sus padres llegaran con ellos.

El día estaba nublado y lloviznaba constantemente. En el suelo de casi todo Forks había charcos de agua e incluso hielo bastante liso.

Los hermanos Vlad llegaron al instituto como todos los días. Tenían una sombrilla para cubrirse de la lluvia, pues estar mucho tiempo en contacto con el agua, no era bueno para ellos.

Cada uno se fue a su respectiva clase. La rubia llegó al salón de Biología, donde se sorprendió de ver al cobrizo en su asiento correspondiente. No imaginaba verlo, pues había faltado toda una semana, sin embargo, había algo extraño en él. Algo que notó también en los hermanos Cullen.

Se acercó a su asiento, no sin antes dejar su sombrilla. Se sentó en completo silencio y sacó su celular, como hacía eventualmente para distraerse mientras comenzaba la clase.

Se sintió observada, no le gustaba. Levantó la cabeza encontrándose con unos ojos color dorado bastante intenso.

—Hola —los labios de su compañero se movieron, su acento era de otra época, lo había reconocido con tan solo unas palabras. Escucharlo hablar de frente y no a la distancia, hacia una gran diferencia— Lamento no haber podido presentarme antes. Me llamo Edward Cullen.

—Estella Vlad —la voz del profesor captó la atención de ambos. Estella sentía una intensa mirada sobre ella, así que hizo lo mismo que el cobrizo había hecho antes, buscó por la mente de todos quién era quien la miraba. Este no era su don, sólo podía hacerlo como mucho dos veces en cada mes, y ya había desperdiciado una.

Siguió buscando hasta que encontró una mente extremadamente fuerte, quiso intentar romper el escudo de la chica, pero le era sumamente difícil. Causándole un pequeño dolor de cabeza, haciendo que soltara un quejido por lo bajo, aunque claro que su compañero lo escuchó. Había querido preguntarle si estaba bien, sin embargo, solo se limitó a observarla de reojo.

—Y si hacen bien la primera parte se ganarán... ¡la cebolla de oro!

La chica leyó la mente del profesor para saber lo que tenían que hacer. El dolor disminuyó por completo, pero ahora el escudo de la chica Swan se había vuelto un reto para ella. Y cada que pudiera, empezaría a quitar las barreras de ese escudo.

—Las damas primero —Edward acercó el microscopio a Estella.

— Profase —si bien, hacía años que no iba a la escuela, recordaba muchas cosas, pero eso no quería decir que fuera buena en cosas escolares.

—¿Te importa si miro? —la rubia negó y el cobrizo se acercó el microscopio para ver—. Es la Profase —la rubia se limitó a asentir.

Quería preguntarle sobre el porqué había faltado, pero no quería parecer que le importaba lo que hiciera el cobrizo.

Edward cambio la muestra, para ver cuál era la siguiente.

—Es metafase. ¿Quieres ver?

—Te creo —Estella siempre era de pocas palabras, al menos cuando no conocía a las personas.

—Puedo preguntar... ¿Por qué te mudaste a un lugar como Forks?

—Mis padres querían un cambio y bueno... el clima es perfecto, no nos agrada mucho el sol —eso llamó la atención del cobrizo. Tanto sus hermanos como él, sentían una gran curiosidad por los hermanos Vlad, pues como habían mencionado cuando los conocieron, tenían todas las características de un inmortal como lo eran ellos, sin embargo, no entendían por qué sus ojos eran de ese color. Aunque estaba claro que no eran humanos, pues nunca escucharon sus latidos.

Una Vampira Diferente «Edward Cullen»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora