Narrador Omnisciente
En el castillo del Conde Drácula todos estaban rogando internamente por salir con vida ante la furia del Conde.
Hacía casi ocho horas que la princesa de los vampiros, Estella Vlad, había desaparecido, al igual que la pareja de Diago Vlad, la humana, Ángela Weber.
Nadie sabía de su paradero y el rastro de ambas chicas terminaba en un pasillo del castillo.
Edward Cullen estaba furioso consigo mismo por dejar a su prometida sola, aún más viendo que ella parecía no sentirse bien, y ese sentimiento era el mismo que tenía Diago por dejar a Ángela, en especial porque esta es humana, aunque también estaba frustrado, enojado y se sentía con impotencia por no encontrar a su hermana ni a su novia. Se habían llevado dos de las personas que más le importaban en el mundo.
—No lo volveré a preguntar, ¿Quién sabe sobre el paradero de mi nieta y la novia de mi nieto? —el Conde estaba muy furioso con todos sus empleados y con los invitados, no dejaba ir a ninguno, aunque por el enojo no recordaba que faltaba un vampiro en ese lugar.
Todos se quedaron en silencio ante la pregunta de Drácula. Pero para el primer vampiro no pasó desapercibido el nerviosismo de uno de los meseros que estaban frente a él.
Drácula caminó lentamente hasta el vampiro, quien lo único que hizo fue bajar la mirada ante los intimidantes ojos negros con borgoña del Conde.
—Tú sabes dónde está mi nieta —Edward y Diago indagaban en la mente de todos los presentes tratando de encontrar a algún involucrado, pero en lo único que pensaban era en salir del castillo, otros solo repetían que estaban cansados de lo mismo y otros que Estella Vlad seguía siendo una vampira caprichosa y que sólo quería llamar la atención armando todo ese revuelo.
—N-no se-señor, no s-sé dónde es...tá su nieta —los balbuceos del hombre por el nerviosismo le indicaron a Drácula que sí sabía algo, al igual que sus pensamientos, siendo Edward y Diago quien le informaran al Conde por medio de sus pensamientos.
—¿Qué le diste a mi nieta y a Ángela? —Diago sabía que su abuelo estaba incluyendo a su novia por ser precisamente eso, su novia, pero en esos momentos su abuelo estaba mucho más preocupado por Estella.
—N-nada, señor —Diago y Edward vieron en los pensamientos del vampiro como recordaba poner un polvo en una de las copas que le daba a Estella, al igual que con Ángela solo que era un líquido extraño.
—Llévenlo al calabozo —los presentes intentaron ocultar su sorpresa por las palabras del Conde.
Todos los vampiros tradicionales sabían perfectamente que cuando Drácula mandaba a alguien al calabozo, lo torturaban hasta que él quisiera y la única forma de salir de allí, era sin cabeza, muerto de nuevo.
El Conde se encontraba en medio de todos y parecía que se concentraba, pues pronto salió una luz roja de él, hasta que esa luz golpeó a todos los invitados, empleados y guardias del castillo.
—Pueden irse —los invitados rápidamente salieron a velocidad sobrenatural del castillo, no sabían lo que el Conde les había hecho, pero seguro no era nada bueno.
Los sollozos de Marian no se hicieron esperar, se habían mostrado firmes ante los invitados, pues tenían en lema "Un Vlad nunca debe mostrarse débil ante nadie", aunque ahora los Cullen eran parte de la familia.
—Mi pequeña —su esposo la abrazó en un intento de consolarle, y el rubio Hale mandó una ola de calma, aunque las emociones de tristeza de Marian, el enojo y la furia de Gastón, Diago, Edward y Drácula lo estaban abrumando demasiado, en especial porque desde que dio el primer sorbo de sangre que le dieron, empieza a tener mucha sed.
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Una Vampira Diferente «Edward Cullen»
Про вампировCuando Edward conozca a esa rubia de ojos ámbar, su atracción hacia ella será evidente y las viejas costumbres de los vampiros estarán presentes en el momento en que se dé cuenta que Estella Vlad es una vampira diferente. Portada hecha por @Bremorg_