Capítulo 9

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Narra Ranma

Me dirigí a mi habitación, los viejos venían atrás de mi regañándome por lo que acababa de hacer, ¡Ja! Como si a mí me importara.

—Ranma, no deberías comportarte así. Fuiste muy grosero —. Dijo mi padre molesto.

—Si hijo, deberías ser un poco más amable ya que bueno ella es la única estudiante del dojo en este momento y si se va ¿Cómo vamos a vivir? No tenemos otro recurso —. Dijo el tío Soun más que molesto preocupado.

—¡Ranma! ¡Te estamos hablando! —grito mi padre.

—Lo siento, pero debo alistarme —. Les dije serio para no seguir discutiendo, entre a mi habitación y después cerré de golpe la puerta.

—¡Ranma! —gritaba mi padre desde afuera, simplemente lo ignore.

Comencé a cambiarme, el karategui estaba en mi viejo futón como había dicho mi madre. Mi padre aún seguía gritándome tratando de convencerme de alguna manera a qué saliera y que pidiera una disculpa, yo simplemente no pensaba hacerlo, ni aunque quisiera obligarme.

Si deciden posponer las clases por mi está bien, ¡A la mierda todo! no me importa. Si ella decide irse ¡Que se largue! yo también me iré; retomaré la idea de irme, ¿y qué? al final de cuentas ya casi soy mayor de edad; además nunca me ha importado lo que mi padre diga, y por último nadie me puede obligar a quedarme aquí. No estoy obligado a nada.

—¡Maldita sea! —exprese furioso, después trate de calmarme. Suspiré. —Te juré algo ¿Verdad Akane? —emití una risa leve —prometo que si lo cumpliré, te cumpliré lo que he jurado —Sonreí —. Niña boba.

Comencé a ponerme el karategui, ya tenía tiempo que no lo usaba. De hecho, tenía bastante tiempo, más de cinco meses, si mal no recordaba.

Termine de acomodarlo y salí de la habitación, ya no se escuchaba nadie en los pasillos así que baje decidido a ir directo al dojo. Llegue a la sala y mi madre salió de la cocina, se acercó a mí con la intención de decirme algo o en este caso llamarme la atención. No podrían simplemente dejarme en paz.

—Hijo, ¿Por qué has sido muy grosero? —expreso mi madre con angustia.

—Mamá yo no he sido grosero —me justifique.

—Pero... es que

—Mamá ella se metió a la habitación de Akane sin permiso, yo solo le pedí que saliera—. La interrumpí.

—Bueno sí, pero no tenías por qué gritarle.

—Ay mamá, la culpa es de ella. Y si le grite es porque se lo merecía, no tiene derecho.

—Hijo...

—¿Qué? —conteste algo irritado.

Esperaba que dijera otro comentario acerca de lo que había hecho y, que de alguna manera me hiciera ver que lo que había hecho estaba mal. Entiendan, por favor, no pienso disculparme.

—Yo le conté, le ha conté a Yuko sobre Akane—. Afirmó.

Eso me sorprendió, ¿Por qué demonios tenía que contar acerca de Akane a una desconocida? Quise permanecer calmado. Suspiré.

—Mamá, ¿Por qué le contaste?

—Bueno, es que ella estaba confundida y asustada, tendría que saber la razón por la cual te pusiste así. Solo le dije que estabas mal porque tu prometida tenía poco tiempo que acababa de morir, también le pedí que te perdonará...

—No tuviste que haberlo hecho —interrumpí —yo no necesito que nadie me perdone, pero ya no importa, ¿Dónde están el tío Soun y papá? —pregunte.

Adiós RanmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora