Capítulo 2

1.2K 75 19
                                    

Narra Soun.

Me encontraba esperando a Ranma abajo, quería hablar con él. Tengo dos motivos para hacerlo el primero quiero que él se recupere, quiero que él no se sienta culpable por lo que le pasó a Akane, yo sé que fue un accidente, sé muy bien como pasaron las cosas porque Ryoga me lo contó todo, yo le pedí que lo hiciera.

Y el segundo motivo es más por así decirlo grave, necesito que él me apoye. Se que solo han pasado dos meses desde la muerte de mi hija, pero me pondría feliz si lo hiciera, lo he hablado con mis hijas y están de acuerdo, espero que quiera hacerlo.

Cuando voltee Ranma ya estaba aquí, me alegre por el hecho de que si bajará.

—Hijo, que bueno que bajaste. Siéntate.

No contestó, solo lo hizo. Se sentó justo enfrente de mí, podría verlo muy bien.
Espere un momento para empezar a hablar.

—Hijo... necesito hablar contigo.

—¿Y mis padres? ¿Dónde están? —no los veía y ese hecho le preocupa un poco.

—Les he pedido que me dejaran hablar contigo a solas, han accedido.

—Ya veo —quizás si era así.

—¿Cómo estás? ¿Te sientes bien?

Asintió.

—Deberías de volver a la escuela.

No dijo nada, tenía la mirada perdida.

—Sería bueno si volvieras a salir.

Silencio.

—Entiendo —ya no debía molestarlo.

No me veía a los ojos, evitaba hacerlo.

—Ranma... necesito pedirte un favor.

Asintió otra vez.

—Hijo... las cosas no han cambiado.

—¿Que? —Ranma se extrañó ante tales palabras, ¿Qué no había cambiado? Todo había cambiado.

—Ranma, tú sigues siendo el heredero del dojo.

—¿Eh? —esto le sorprendió mucho a Ranma, volteó a verme a los ojos.

—Yo quiero que tú sigas siendo el heredero, sé que contigo el dojo estará en buenas manos.

—No.

—Para mi ya eres como un hijo Ranma, lo he hablado con mis hijas y están de acuerdo.

—No —repitió.

—He recibido una carta y pronto vendrá un nuevo estudiante...

—¡No!

—Ranma, estoy seguro que podrás hacerlo bi...

—No, ¡no!

—Hijo, te pido que me ayudes por favor... por Akane.

—¡¡No tío!! ¡¿Cómo puede decir que nada ha cambiado?! Todo ha cambiado ¡Todo cambio! —estaba gritando, y sin darse cuenta las lágrimas ya salían solas— Akane... Akane ya no está yo no puedo hacerme cargo del dojo, el dojo... es de Akane, Akane lo heredaría y yo la acompañaría, pero solo no, mi vida sería a su lado ¡Cuidando juntos del dojo! Por siempre... —su voz se iba apagando hasta hacerse un susurro casi imposible de escuchar— Yo la amaba, la amo —decía y las lágrimas no paraban de salir, salían más y más.

—Hijo... estoy seguro que a Akane le gustaría...

—¡Que no! ¡Ella ya no está tío! Yo tuve la culpa, yo la maté —lloraba, lloraba —yo no pude protegerla, ¡No estuve ahí cuando más me necesitaba! Cuando más debía estar...

—Hijo no, tú no tuviste la culpa —me acerque a él quería consolarlo— nosotros no te culpamos, no fue tu culpa, al contrario, estoy agradecido hiciste lo que pudiste y estuviste con ella... hasta el final. Gracias a ti estoy seguro de que ella puede descansar en paz, además de que sé que es feliz por qué está allá... con su madre —sonreí, y las lágrimas empezaron a salir—, yo... yo también la extraño mucho Ranma.

Ambos estábamos llorando, sufriendo, no sabía qué hacer, que más decirle para que dejara de creer eso.

—Ranma... Gracias.

Él levanto la mirada ante aquella palabra, se le notaba sorprendido.

—Tío discúlpeme por favor, po-por hablarle así —se giró para no verme, se le veía... desecho.

—No, no hay nada que disculpar —moví la cabeza de un lado a otro.

Nos quedamos en silencio unos minutos, pasaba el tiempo lento y sin palabras.
Me animé a volver a hablar.

—Ranma, yo sé que ustedes se amaban, aunque nunca se lo decían, aunque nunca nadie lo decía, nosotros los sabíamos, todos sabían eso. Se lo demostraban mutuamente, los actos, las pequeñas acciones, eso que, aunque lo negaban lo hacían por el amor que se sentían. Comprendo el dolor que sientes, yo también estoy sufriendo mucho, el único consuelo que tengo es que sé que está allá en cielo, junto a su madre y eso me pone feliz, el saber que tiene a alguien que la cuide —Ranma estaba callado, estaba dejando de llorar—. Te pido que por favor pienses en lo que hemos hablado, y no te preocupes la decisión que tomes sea cual sea, la respetaré.

No dijo nada más, sin mirarme se levantó y se fue.

Narra Ranma.

Después de lo ocurrido en el comedor subí, pero esta vez no fui a mi habitación, quería ir a otro lado, quería estar donde ella estuvo muchas veces, quería que me ayudara a tomar una decisión. Sí, fui a su recamara.

Cuando entré estaba todo intacto, todo estaba como ella lo tenía, parecía... cómo si solo hubiera salido un rato, cómo si en cualquier momento fuera a cruzar esa puerta y a reclamarme el porque estaba dentro de su recamara. El póster en el lugar de siempre, el escritorio igual, el pequeño reloj alado de su cama, la cama con esas sábanas amarillas pálido que casi siempre tenía, todo estaba limpio no había polvo, por lo que supongo que Kasumi tuvo que haber limpiado. Y por último estaba ese cuadro, el cuadro que le regalé en una navidad pasada con la foto de cuando fuimos a la isla de las doncellas, jeje se veía hermosa.

Una parte de mí, quería irse, escapar, pero la otra decía que debía quedarme, que podría ayudar al tío con él dojo, que por lo menos un tiempo debía hacerlo. Necesitaba de su ayuda en este momento, la necesitaba mucho.

Ni siquiera le pude decir al tío Soun que deseaba irme.

Me senté en la cama, miraba la foto, todos estábamos ahí. Vivimos tantas cosas juntos, tantas aventuras, tantas risas, tantas sonrisas y al final del día estábamos los dos juntos, caminando de regreso a casa.

Creí que tendría mucho tiempo, creí que con el tiempo me animaría a confesarle mis sentimientos, pero este se terminó y no pude hacer nada, no era tan difícil solo eran un par de palabras que confesar, pero mi orgullo siempre pudo más y mi bocotá nunca ayudo, siempre me la pasaba diciéndole toda clase de cosas para ofenderla, palabras hirientes; solo espero que nunca se lo haya creído por qué nada de ello era verdad.

Y después... perdido entre mis pensamientos... sin darme cuenta... me quedé profundamente dormido.

___________________

"Yo quería sostener su corazón en mi mano, extraerlo de su pecho y acunarlo como a uno de los gatitos de Nah-nah, con su delicado pelaje atigrado y sus ojitos aún cerrados."

Fragmento extraído del libro Wink Poppy Midnight.

Es lo que me gustaría hacer con el corazón de Ranma acunarlo hasta que logrará sanar, hasta que dejara de sufrir.

Gracias por leer.
Créditos de la imagen: Wanfutoshi

Adiós RanmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora