Capítulo 1

2.7K 138 109
                                    

**Nota de la autora a fecha 27/09/2023

¡Hola! Este es un aviso de que estás leyendo una nueva versión de esta historia. Si bien la trama no cambia, algunos diálogos están actualizados, así que si no es la primera vez que pasas por esta historia, encontrarás pequeños cambios. 

Si es la primera vez que la lees, espero que la disfrutes y que me cuentes qué te parece. ¡Estaré encantada de hablar contigo! Mil gracias por pasarte por aquí. XX



 ¿Qué es lo peor que le puede pasar a una chica de 16 años? No sé por dónde empezar. Me debería resultar fácil, ya que creo que he cubierto el cupo de desgracias hasta que cumpla los treinta. Y no. No estoy exagerando. Exagerar es cuando gritas histérica porque se te ha roto una uña o lloras porque te han castigado sin salir.

Yo no exagero. Hasta hace apenas unos días tenía una vida, no perfecta, pero una vida al fin y al cabo. Sin embargo, Miguel me dejó. Después de que el sinvergüenza de él me pusiera los cuernos dos veces y le perdonara, me dejó sin más. Y lo peor de todo es que me siento mal. Mal no, ¡fatal! ¡Estaba enamorada de él! Ya sé que cualquiera me dirá que no es para tanto, pero así son los 16, una continua tragedia griega.

Por si lo de Miguel fuera poco, en casa, desde que empezó la crisis las cosas han ido de mal en peor. Mi padre tenía un trabajo de esos "para toda la vida" en una fábrica. Para toda la vida, hasta que la fábrica decidió cerrar, claro. Así que de la noche a la mañana, se encontró en casa, sin trabajo, con una indemnización ridícula y un futuro de lo más negro. Es lo que tiene cuando toda la vida te dedicas a lo mismo, que si pasan estas cosas, de pronto estás perdido y sin saber qué hacer.

Mi madre, hace unos años, trabajaba en una casa, pero le diagnosticaron artrosis en las manos, lo que le impidió seguir aunque claro, no era lo suficientemente grave como para darle una incapacidad.

El último año, mientras yo vivía en mi mundo particular, me preocupaba únicamente de tener novio, no suspender muchas y pensar qué me ponía el sábado para salir, la vida de mi familia se desmoronaba sin que yo me diera cuenta de ello.

Ahora me siento un poco culpable por no haberme fijado en las pistas, que como señales luminosas en una oscura carretera había a mi alrededor, aunque a quien quiero yo engañar, no creo que hubiera podido hacer mucho para cambiar nuestra situación.

El caso es que con mis padres sin trabajo y un montón de deudas que cubrir, el dinero fue desapareciendo hasta que llegó el momento en el que decidieron hablar conmigo para contarme nuestra "situación". Cuando me llamaron al salón, me puse inmediatamente a intentar recordar si había liado alguna últimamente y me habían descubierto, pero asombrosamente, me había portado la mar de bien. No tenía ni idea de a qué venía aquello.

Mi padre comenzó a contarme que la situación era insostenible. El dinero se estaba acabando y pronto no podríamos seguir pagando el piso. Cuando eso ocurriera, el banco se quedaría con él y nosotros sin casa. Le miré estupefacta ya que no entendía a dónde quería llegar. ¿Qué estaba diciendo, que nos tendríamos que ir a vivir debajo de un puente? Tenía que estar de broma.

Mi madre me explicó lo difícil que era que, en las circunstancias en las que estaban, encontraran trabajo y que había que buscar una solución ya.

Lo que no me esperaba era lo que vendría después.

¿Que cuál era la solución? Si me hubieran preguntado a mí, ni en mil años hubiera acertado.

Resulta que mi madre heredó de mi abuela una casa en la costa de Galicia, cerca de Finisterre. Vamos, en el fin del mundo. La casa, aunque llevaba tiempo cerrada, estaba en buen estado y pensaban utilizar los pocos ahorros que les quedaban para adecentarla, poner en venta nuestro piso para poder saldar la hipoteca e irnos a vivir allí. Podríamos cultivar el campo y tener unos animales...

La vida de UxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora