POV Holland
Estaba frente al espejo de mi peinador, no podía creer que nuevamente estaba en la misma situación que tiempo atrás, vestía un vestido al muy estilo clásico color perla, mi cabello estaba suelto y con ondas suaves, estaba maquillada pero apenas se notaba la diferencia, otra vez aquí, a la espera de mi gran día, solo que este si era realmente el gran día.
-Mira ha llegado esto para ti- me grito Ava, abrí la caja que llevaba en sus manos, ahí estaba mi ramo, era de flores naturales, eran de un rojo intenso, sencillamente hermoso.
-Me encanta- ella lo puso sobre la cama, fue al ropero y saco de ahí mi velo, lo puso bien sujeto en mi cabello.
-Serás la novia más hermosa- Sentía muchas ganas de llorar, pero mi maquillaje se correría y mama se pondría como loca.
-Siento que todo esto es como un sueño, un muy buen sueño- dije, Ava había llegado hacia apenas una semana para ayudarme con los últimos arreglos de la boda, ella era una de mis damas de honor, al igual que Anna y Riley.
-Claro que no es un sueño, es muy real, te casaras con un buen hombre, y mejor aun el de tus sueños- todo estaba mejor que nunca, era demasiado bueno para ser cierto, temía que en último momento despertara y todo eso acabara.
-Siento que todo ha ido tan de prisa, mira Julian ya tiene un año, Killian tres, ya seré nuevamente tía, son tantas cosas buenas que creo que algo saldrá mal-
-No invoques a la mala suerte, te mereces toda esta felicidad, y creo que se queda corta, cuando estés en la iglesia todo este miedo desaparecerá y serás la novia más bella y radiante- había hecho una gran elección al decidir ponerla a ella de una de mis damas de honor, siempre sabia que decir para hacerme sentir mejor.
Irrumpieron en mi habitación, era Riley que traía los ramos de las damas, se veía preciosa con su vientre abultado, hacia unos meses ella y Ron nos sorprendieron al informarnos que se habían casado a escondidas cuando viajaron a la Rivera Maya, mama pego el grito en el cielo pero después lo tuvo que aceptar, ellos no querían una fiesta para demostrar lo que se querían les era suficiente con demostrarse el amor que se tenían ellos mismo.
-Vaya creo que voy a llorar estas tan hermosa- las hormonas volvían loca a Ry y el pobre de mi hermano estaba que se arrancaba el cabello.
-No llores amiga que estropearas tu maquillaje, este es un día feliz- ella asintió sorbiéndose la nariz.
Salimos de la habitación, ya era hora de irme a la iglesia, al salir de casa mire el carro de papa, este tenía un enorme moño rojo en el capo, el estaba esperando por mí, vestía un esmoquin gris con una corbata roja, muy acorde a todo.
-Hola papa- cuando estuve a su lado bese su mejilla, el había decidido presentar su jubilación frente a la junta directiva y ahora quien estaba en su lugar era nada más y nada menos que mi hermano.
-Hola princesa, estas preciosa- sonreí, se que aunque estuviese sonriendo por dentro estaba luchando por no decirme que pensara mejor las cosas, el decía que todo era muy apresurado.
-Estas muy guapo, no sabes donde se ha metido mi madre-
-Ella se ha ido a la iglesia para asegurarse de que todo esté bien, ya sabes que es una obsesa del control, que bueno que no saliste a ella porque de lo contrario tu futuro esposo tendría que estársela pensando- me reí, el abrió la puerta del auto para mí, me deslice en el asiento, el chofer estaba esperando nuestras indicaciones.
Papa le dijo al chofer que creo recordar que se llama Aarón que nos llevase a la iglesia y este solo asintió con la cabeza.
-Bueno papa estás listo para caminar con tu hija por el pasillo de la iglesia y entregarla a un hombre- quería probarlo, haber cual era su contestación, el nunca estuvo muy de acuerdo con mi decisión de casarme pero aun así la respeto.