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—¿Ahora?, ¿Tenía que enterarme ahora? —Gritó Yeji azotando la puerta después de que Ryujin y ella entraron a la habitación de esta última.

—¡No sabía que eras tan estúpida para tener que gritartelo a la cara!

—¡Yo no sabía que eras tan cobarde para no decírmelo! Soy tu mejor amiga Ryujin.

—¡Cállate! Eso es una mierda, ¡Todo lo que dices es una mierda! —los gritos de ambas podían ser escuchados con claridad por todo el pasillo—. Tu y yo jamás fuimos amigas Yeji.

Mientras que ambas discutían, tres mujeres se encontraban en la oficina dónde anteriormente hubo una leve conclusión entre las cinco.

Minutos antes

—¡Ryujin! Que bueno que llegas -saludó el ceo de la empresa, al perecer no era el único trabajador ahí, también estaban otros dos hombres junto con una mujer que deberían ser de algún departamento—. Siéntate por favor, tengo algo que decirles.

—¿Está todo bien? —preguntó mientras movía una silla para sentarse.

—Veran-

—¡Fuí yo! Pero en mi defensa Jisu tenía hambre, ¿Qué podía hacer?, ¿Dejar morir a mi amiga?

—¡Yuna! —regañó su mayor avergonzada con sus mejillas empezandose a tornar rojas.

—Yuna, esto no es sobre tus asaltos a la cafetería -interrumpió su jefe—. Aunque le diré a seguridad que no podrás entrar ahí más de dos veces al día. Ninguna de las dos.

—Lo siento. —susurró la menor de todas inclinando su cabeza a lo que el hombre junto a ella solo asintió.

—Bueno, cómo les decía, tengo noticias para ustedes. Muy buenas de hecho —todas se inclinaron al frente después de escuchar eso último—. ¡Debutarán¡ Las cinco, como grupo.

No fue sorpresa que las chicas empezarán a aplaudir, gritar, saltar y abrazarse. Al fin estaba pasando, todos sus esfuerzos valieron la pena, todo ese ejercicio excesivo, las dietas, los desvelos, los esguinces. ¡Serían estrellas! Todo era digno de una celebración.

Pero había una de ellas que ni siquiera se movió de su asiento.

—¿Ryujin? —su mejor amiga agitó su mano frente a su rostro captando su atención—. ¿Qué pasa? ¿Porqué no celebras?

—Yo, no, no puedo.

—¿No puedes que, Shin? —interrumpió el hombre.

—No puedo hacer esto.

—¡Claro que puedes! —rió señalandola—. Tienes que hacerlo, de lo contrario te largas, y el grupo no debuta.

—No, usted no entiende-

Ryujin gusta de Yeji.

Todos fijaron sus miradas en Chaeryeong después de que dijera aquello de repente, todos con la boca abierta, excepto por el ceo.

—Lo siento Ryujin, e dejado mi vida por esto, no permitiré que nada, menos algo cómo esto, me lo quite.

—¿Es eso? —las miradas se intercalaban entre el hombre y Ryujin, quien asintió cabizbaja cómo respuesta.

El empezó a reír, provocando que todos lo vieran extrañado.

—Esa no es excusa Ryujin, ¿Crees que eres la única...así?, ¿En esta industria?, ¡¿En este mundo?! Tienes suerte de tener talento, pero no presentarás ese comportamiento frente a la gente —tomó su maleta haciendo que sus trabajadores lo siguieran y las mujeres ahí hicieran una reverencia mientras se retiraban—. Arreglen sus asuntos, quiero una respuesta al final del día. —y sin más salió de ahí.

—Chaeryeong-

—Nada de Chaeryeong, tu vienes conmigo. —sentenció tomando la mano de la pelinegra y sacándola casi a rastras de ahí.

Presente

—¿Ya no dirás nada?

—¿Qué quieres que diga? Ya lo sabés todo, me gustas pero eso no va a cambiar el hecho de que estás con alguien más —Ryujin caminó hacía la puerta abriéndola—. Ahora olvídalo y vete, tengo cosas de pensar.

La mayor se dió cuenta que gritando solo estaban sacando lo que sentían, a pesar de que eso era lo que querían, no era lo que debían de hacer, pero se trataba de Ryujin. Así que tomó la mano de su amiga, la quitó del picaporte y volvió a cerrar la puerta.

—¿Desde cuándo?

—¿Eh? —a la morena le llevo algunos segundos procesar la pregunta—. Oh, desde siempre, creo.

—¿Alguna vez me consideraste tu amiga? —la idea de que solo haya sido un blanco para la menor no salía de su cabeza, y dolía.

—Siempre, jamás te ví solo como una oportunidad —después de unos segundos de un incómodo silencio tomó coraje para hablar—. Tu, ¿Lo sabías?

—No —la mirada de la castaña viajo a muchos lados excepto al rostro de su amiga—, ¡Quiero decir si!, No sé, ¿Por qué nunca me lo dijiste?

—Tenía miedo de que esto pasara —la risa de la contraria hizo que levantara al fin la cabeza—. ¿De qué te ríes?

—Ryujin esto no estaría pasando si tú, bueno si yo —de nuevo, la mayor tomó una pausa para respirar—. Esto pudo ser diferente de haberlo sabido, porqué yo me sentía cómo tú.

—¿Te sentías?

—No, tu sabés, estoy con alguien.

—Si, entiendo —a ninguna de las dos les gustaba este ambiente, se sentía como una despedida—, ¿Seguirás siendo mi amiga sin importar lo que decida?

—Siempre estaré contigo —Yeji no pudo evitarlo y la abrazó—. Tengo asegurarme de que nadie te aplaste cuando salgas a la calle.

La pequeña picó las costillas de su amiga haciendo que diera un brinquito mientras la abrazaba. Después de minutos, que se sintieron como segundos ambas se separaron, con claros rastros de estar apunto de romper en llanto.

—¿Me acompañas a la oficina? —la voz de Ryujin se rompió un poco al final.

—Claro. —Yeji sorbio su nariz, talló sus ojos y tomó la mano de su amiga.

En el camino, ambas al fin se dieron cuenta, no importa que ahora estuvieran llorando en silencio, los recuerdos y el amor siempre fueron reales entre ellas y siempre estuvieron ahí. Puede que nunca se hayan visto como amigas, pero tal vez, después de esto puedan serlo. Tal vez.

No sé que poner aquí pero siento que debería poner algo

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No sé que poner aquí pero siento que debería poner algo. Ten, una galleta. 🍪

Intentaré acabar antes de entrar a clases, gracias por leer. ♡

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