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Los amigos no me tratan como tú.

De nuevo, era fin de semana, y está vez Yeji había salido a visitar a su familia al igual que Chaeryeong.

Ryujin y Yuna se dieron cuenta de lo diferentes que eran, pero que a la vez compartían mucho en común, Yuna encontró en Ryujin a una buena amiga quien la apoyaba en todo, incluso en cosas estúpidas. Mientras que Ryujin encontró en Yuna a la hermana menor que nunca tuvo pero siempre quiso.

Ambas estaban aburridas de solo ir al parque, al centro comercial o a la cafetería, y no podían ir al centro de la ciudad. Ahora se encontraban sentadas en la cama de la menor, con una hoja en sus manos, llena de lugares a los cuales podrían ir, Ryujin leía mientras que Yuna decidía si ir o no hacerlo.

—¿El lago? —No—. ¿Zoológico? —No—. ¿Centro recreativo? ¿Que carajos es eso? En fin, ¿Vamos? —No.

—¡Me aburro! —gritó la menor fastidiada, dejando caer su espalda sobre la cama. Ryujin la imitó, solo que ella se recostó boca abajo.

—Ya no hay nada que hacer —la mayor bostezó—. Hay que dormir.

—¡Acabamos de dormir!

—¡No grites!

—¡Es que me aburro!

—¡Lo sé, ya lo dijiste!

Yuna gruñó y como si fuese lo más normal del mundo, rodó hasta encontrarse encima de la espalda de Ryujin.

—Extraño a mi gatito. —habló la más pequeña obteniendo palmaditas en su muslo por parte de la mayor.

—Yo también al mío. Pero pronto los veremos, ¿Si? —Ryujin sintió a Yuna asentir en su nuca, después de unos segundos, está comenzó a sentirse fría— ¿Estás-

Los hipídos no le dejaron continuar, Yuna estaba llorando. Ryujin no sabía cómo ni porque, pero la pequeña siempre lloraba a la primera que algo le afectaba, no le molestaba, pues ahí siempre estaba ella para cuidarla.

—No no no, ven —la mayor se movió para quitarse debajo del otro cuerpo, inmediatamente después abrazó a la otra, Yuna solo seguia llorando en el cuello de Ryujin mientras esta solo acariciaba su cabello—. Podemos llamar a tus padres por videollamada y que te lo muestren, ¿Si? —Yuna negó— ¿No quieres ver a tu gatito? —volvió a negar— ¿Entonces porqué lloras?

—M-Me grita-taste.

La mayor no pudo evitar sentirse mal, pero tampoco pudo contener la risa, así que simplemente lo hizo, contagiando a la menor.

—Solo para aclarar —habló después de unos minutos en los que Yuna dejó de llorar—, tu me gritaste primero.

—Lo siento —la abrazó fuerte haciendo que la contraria se quejara un poco—, aunque tú le gritas a todos, excepto a Yeji.

—Eso es porque Yeji es mi mejor amiga —la menor la veía confundida—, las mejores amigas no se gritan.

—¿Pero si se besan? —Ryujin asintió—. Mientes, te gusta.

—No digas tonterías —la mayor se levantó y caminó hasta la pequeña nevera que ahí había—, solo son besos, si lo hago con alguien más seguro sería lo mismo.

Ryujin se giró para encontrarse con la menor frente a ella, muy cerca. Esa cercanía no se sentía como la de Yeji, no la ponía nerviosa ni la emocionaba. Solo tenía a Yuna frente a ella.

—Te voy a probar que tengo razón.

—¿De que hab-

Cualquier cosa que hubiese podido preguntar murió en la boca de Yuna, ella hacia el mismo movimiento lento que hacía Yeji, pero no sé sentía igual. No sabía a dulces y mucho menos eran los labios delgados de la mayor. No le gustaba, así que se alejó.

—No me gusta. —habló inmediatamente al separarse. Yuna río dando saltitos y moviendo los brazos en señal de victoria.

—¿Sabes porque no te gustó? —Ryujin negó—. Porque tú y yo si somos amigas.

Ryujin solo tenía una palabra en mente. Mierda.

—No puede ser —caminó de vuelta a la cama dejándose caer en esta—, me gusta.

—No creo que sea tan malo, tal vez también le gustes —Yuna se acercó y la abrazo, siendo correspondida casi de inmediato—. Todo va estar bien, estoy aquí.

—No vuelvas a besarme.

—¿Fue raro?

—Muy raro.

—Lo sé.

Ambas volvieron a reír, ya sabían que era lo que iban a hacer, al menos ese día. Música a todo volumen y sus voces en el mismo tono cantando salieron de su habitación toda la tarde. Ryujin y Yuna era lo más cercano a una hermana que tenían, y no necesitaban nada más que el bienestar de la otra.

 Ryujin y Yuna era lo más cercano a una hermana que tenían, y no necesitaban nada más que el bienestar de la otra

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