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—¡Solar!— gritó el rey mientras caminaba angustiado de un lado a otro por la gran habitación principal de aquel castillo —Tráiganla ahora, ¡maldita sea!—.
Los guardias que estaban en turno aquel día solo podían compartir miradas de confusión; el ambiente estaba lleno de tensión y angustia, y todo se debía a una sola razón: El nacimiento del futuro príncipe.
—Pero mi señor,— musitó un guardia de seguridad al buscar una orden concreta —usted mismo ordenó que no quería a esa mujer en su reino—.
El rey dió un suspiro largo mientras masajeaba el puente de su nariz; aquella situación lo estaba llevando a sus límites, y es que no era cualquier cosa, se trataba de la salud de su esposa y su primogénito, que aún se encontraba en el vientre de su madre.
Kim Namjoon haría hasta lo imposible por el bienestar de su familia, aunque eso implique rogar a quien menos lo esperaba.
—Quiero que traigan a esa bruja aquí ¡ahora mismo!— volvió a gritar, solo que esta vez viendo fijamente a uno de sus guardias —O el próximo que no entrará en este reino serás tú—.
Aquel guardia, junto con otros dos, hicieron una reverencia en señal de respeto hacia su rey, y finalmente salieron prácticamente corriendo por aquellas grandes puertas que adornaban el palacio.
La búsqueda de aquella mujer no sería fácil, dado que los alrededores de aquel palacio estaban repletos de grandes árboles y nada más que paisajes verdes.
Sin embargo, de eso dependía su trabajo, por lo que pasaron no más de dos días hasta que lograron encontrarla ; y en contra de su voluntad, la llevaron hasta las instalaciones donde se encontraba el rey y la reina.
Kim Dahyun presentaba fuertes contracciones desde días pasados, incluso ella misma pensaba que no lograría sobrevivir y mucho menos podría permitirle la vida a su pequeño.
La mujer estaba pálida, sudaba frío y no hacía nada más que sostener su abultado vientre de 9 meses.
Una flor milagrosa, esa era la solución más efectiva, aunque nadie en aquel reino sabía algo acerca de donde podía encontrarse, por lo que recurrieron a lo que ellos llamaban "bruja", aunque no era más que una mujer independiente con amplio conocimiento en la herbolaria.
—Esto tendrá repercusiones en el príncipe, ¿lo tienes claro?— le habló Solar al rey mientras ambos miraban a la reina y a su hijo dormir plácidamente en aquella cama.
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