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Eran las 7:00 am y apenas comenzaba el día de Kim TaeHyung.
Su día se basaba en los quehaceres; barrer muy bien, pulir, encerar, lavar y sacar brillo a todo mueble que se encontrara ahí.
Cuando terminaba, no encontraba mejor cosa que leer un libro, o tal vez dos o tres, aunque también podría pintar algo en su galería.
Tocar su guitarra, tejer, hornear; el ya no encontraba algo mejor que hacer, y siempre se preguntaba cuando empezaría a vivir.
—¡TaeHyungie!— escuchó que gritaban su nombre desde la planta baja, por lo que dejó de cepillar su cabellera rubia y bajó rápidamente las escaleras.
—¡Madre!— gritó feliz de ver a aquella mujer con una canasta en mano; el rubio sabía perfectamente lo que eso significaba: ¡día de repostería!
Emocionado corrió hasta donde se encontraba aquella mujer, y cuestión de segundos comenzó a sacar de la canasta todos los materiales que utilizarían; como harina, huevo, mantequilla, chocolate, fresas y demás cosas para decorar.
Mientras tanto la otra mujer preparaba los utensilios de cocina y el horno; TaeHyung estaba muy concentrado en sus acciones, pero más allá de eso, estaba muy centrado en sus pensamientos.
No era sorpresa que en menos de un mes aquel chico cumpliría los 20 años de edad; años en los cuales se reducen a las paredes de aquella torre llamada hogar.
—TaeHyungie~— susurró la mujer justo a un lado de su oreja, logrando que el rubio volviera a la realidad y sin querer tirara unos cuantos huevos al piso —Cariño, ¿te encuentras bien?—.
El rubio sonrió grande y jaló a su madre del brazo hasta que ambos quedaron sentados en el comedor ubicado en su cocina.
—¡Ya se que quiero para mi cumpleaños número 20!— dijo emocionado el chico mientras daba pequeños aplausos con su manitas.
La mujer dió un gran suspiro y cerró sus ojos un momento; sabía a donde llevaría esta platica, y siendo honestos, ella odiaba discutir con su pequeño.
—Bebé, sabes que eso que me vas a pedir no es posible— hablo bajito la mujer, mientras sentía tristeza por el chico, pero simplemente no estaba en ella darle esa libertad.
—No, no, no— se adelantó TaeHyung antes de la otra siguiera hablando con ese tono de lástima —Créeme madre, después de cinco años de estar rogando para poder salir y no obtenerlo, no me han quedado ganas de seguir intentando...—.
La mujer puso una gran sonrisa y tomó la mano de su pequeño, regalando pequeñas caricias sobre esta.
—¿Entonces de que se trata?- habló la mujer mientras posaba su cabeza en la palma de su mano —¿Por fin te dignaras a usar zapatos?—.
Ambos rieron ante eso, y TaeHyung dió un leve empujón al cuerpo contrario.
—Quiero nuevas pinturas de caracol, como las que trajiste para mi cumpleaños número 16– el rubio volvió a sonreír.
Y es que era casi imposible negarle algo a esos ojitos de cachorrito que solía poner el rubio cuando realmente deseaba algo.
—Sabes que tendrás que estar al menos diez días solo, ¿verdad, cielo?— su madre volvió a acariciar su mano, viendo cómo el chico asentía efusivamente —Entonces tendré que partir mañana temprano, si es que quiero estar a tiempo para él cumpleaños de mi pequeño—.
TaeHyung saltó emocionado de aquella silla y abrazó fuertemente a su madre, llenando su rostro de pequeños besos y varios agradecimientos.
Definitivamente serían diez días difíciles sin su amada madre, sin embargo, había pasado por lo mismo hace 4 años atrás, y justo ahora que estaba apunto de cumplir 20 años tendría que demostrar que era un chico grande y responsable; quizá con eso lograría salir el año siguiente.
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༻ 𝑇𝑎𝑛𝑔𝑙𝑒𝑑 ༺
Fiksi Penggemar『 얽힌 』 ꒰➳ 𝗞𝗶𝗺 𝗧𝗮𝗲𝗛𝘆𝘂𝗻𝗴, 𝘂𝗻 𝗽𝗿𝗲𝗰𝗶𝗼𝘀𝗼 𝗰𝗵𝗶𝗰𝗼 𝗱𝗲 𝗰𝗮𝗯𝗲𝗹𝗹𝗲𝗿𝗮 𝗿𝘂𝗯𝗶𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗵𝗮 𝘃𝗶𝘃𝗶𝗱𝗼 𝗰𝗮𝘀𝗶 𝟮𝟬 𝗮𝗻̃𝗼𝘀 𝗿𝗲𝘀𝗴𝘂𝗮𝗿𝗱𝗮𝗱𝗼 𝗲𝗻 𝘂𝗻𝗮 𝘁𝗼𝗿𝗿𝗲, 𝗽𝗿𝗮́𝗰𝘁𝗶𝗰𝗮𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝘀𝗶𝗻 𝘀𝗮𝗯𝗲𝗿 𝗻...