¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
͙⁺˚*･༓☾ ❀ ☽༓･*˚⁺‧͙
Una fuerte bocanada de aire lo hizo despertar, observando aquella inmensa oscuridad que lo rodeaba; el rubio tardó unos cuantos segundos para recuperar completamente la consciencia y darse cuenta de lo que había pasado horas atrás.
Se levantó rápidamente de aquel piso, obteniendo un mareo que duró poquitos segundos, luego comenzó a pasar sus manos por todo su cuerpo, cerciorándose que todo estuviera en orden, y afortunadamente así fue.
Pero luego giró su rostro y se encontró con el castaño tumbado en el piso, sin mostrar alguna señal de vida; el rubio se arrodilló frente aquel cuerpo y lo sacudió sin cuidado alguno.
--JungKook...— susurraba con la voz cada vez más rota -Por favor despierta, no me dejes solo—.
El castaño parecía no estar ni cerca de escucharlo, y TaeHyung estaba cada vez más cerca de entrar en crisis.
El rubio sostenía el rostro de JungKook entre sus delgadas manos; él había leído los cuentos clásicos en los que el príncipe despertaba a la princesa con un beso de amor verdadero, pero TaeHyung no era un príncipe, JungKook no era una princesa y eso no era amor verdadero.
¿Y entonces que quedaba?
Llorar, esa era la mejor y única opción.
Bastantes lágrimas comenzaron a salir de sus ojitos verdes, resbalándose por sus mejillas rojizas hasta caer al piso; a excepción de una lágrima, una sola de ellas fue a parar al rostro del castaño y en ese momento nada cambió, por lo que TaeHyung dejó recostado nuevamente aquel cuerpo y se hizo bolita en una de las paredes de aquella cueva.
Sus sollozos eran demasiado audibles, causando un eco en el lugar donde se encontraban; el castaño abrió lentamente sus ojos, observando nada más que oscuridad; un pitido muy agudo resonaba en ambos oídos y un terrible dolor de cabeza lo acompañaba.
Cuando aquel pitido comenzó a disminuir fue que logró captar aquellos tristes sollozos, trató de levantarse pero su cuerpo simplemente no le respondía.
—¿TaeHyung?— susurró con todas sus fuerzas.
El mencionado escuchó aquello y rápidamente fue hasta donde se encontraba el castaño, con sus manos buscó las contrarias para poder entrelazarlas, las manos de JungKook se encontraban heladas, sin embargo dieron un pequeño apretón; y TaeHyung sonrió, sonrió en grande y atrajo el cuerpo contrario en un cálido abrazo.
—No quiero perderte— musitaba una y otra vez el rubio —Tenía miedo que eso sucediera, yo no sabría que hacer—.
JungKook lo abrazó aún más fuerte, inhalando aquel aroma a vainilla fresca que emanaba el rubio, sirviéndole como una gran fuente de energía, aunque su cuerpo seguía doliendo.
—Jamás te dejaría solo— contestó el castaño mientras se levantaba y tomaba el rostro del rubio entre sus manos, mirándolo fijamente —Nunca jamás—.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Solo avísame si te duele— habló TaeHyung.
Ambos se encontraban en la orilla de un río, con una fogata encendida y sentados en un tronco que se encontraba ahí; la noche estaba en su máximo esplendor, pero a diferencia de la cueva, la luz de Luna los iluminaba, al igual que algunas luciérnagas que volaban por ahí.
JungKook asintió y cerró sus ojos ante el cálido tacto de TaeHyung, el cual tenía ambas manos presionando las mejillas lastimadas del castaño.
¿Había mencionado que TaeHyung poseía un talento único?
O al menos así lo llamaba el; aquel talento consistía en el poder de sanar a las personas con solo un tacto y mucha concentración.
Y justo eso estaba haciendo, sintió una corriente eléctrica recorrer todo su cuerpo hasta terminar en sus manos, una brillante luz amarilla salió y entonces la magia sucedió.
Retiró sus manos y le pidió a JungKook que abriera sus ojos, este hizo caso al instante y llevó sus manos hasta su rostro, impresionándose porque las heridas ya no estaban, simplemente desaparecieron.
—¿Co-cómo es posib...— el castaño estaba impresionado y apunto de explotar.
—¡No te alteres, por favor!— lo interrumpió el rubio —Se que tienes preguntas, pero te juro que yo no tengo las respuestas, solo es algo qué pasa y ya—.
JungKook asintió levemente y volvió a toquetear su rostro.
Sus pensamientos estaban vueltos locos; aún no procesaba bien todo lo sucedido y luego llegó TaeHyung con sus poderes mágicos...
Eran tantas cosas para que una sola persona pudiera entenderlo, por lo que cayó en un desmayo, siendo despertado nuevamente por la lengua del camaleón que seguía acompañándolos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
