05 Moon day = danger

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                  Yuka estaba tan asustada que su cuerpo no reaccionó cuando el moreno la jaló del brazo para arrastrarla tras él.

— ¡Yuka!— escuchó gritar a la rubia, pero no podía ni moverse para saber qué pasaba con su amiga.

Rushe pataleaba en las escaleras. También trataba de sostenerse en el barandal, pero el chico era obviamente mucho más fuerte que ella.

— ¿Dónde lleva a Yuka? — preguntó entre lágrimas — ¡Suélteme!

Pero el chico no hizo caso y logró que la niña soltara su agarre. La subió en sus hombros y comenzó a caminar al lado contrario.

— ¿Quién es usted? — pataleaba Rushe — ¡No se saldrá con la suya! ¡Mis amigas vendrán!

El moreno le tapó la boca. Podía dejarla inconsciente pero su sangre no sabría lo mismo sin esa adrenalina recorriéndole cuando tomara de ella.

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              — ¡Yuka! ¡Rushe! — gritaba una asustada Fuyuka.

Las chicas habían estado practicando encantamientos cuando decidieron salir a conocer el instituto. Las mayores se detuvieron a ver los detalles del castillo convertido en escuela y las pequeñas solo rechistaban en que quería ir al lago.

En uno de los despistes de las mayores, las chicas comenzaron su búsqueda a la salida para encaminarse al lago. En una de sus vueltas se encontraron con las escaleras que llevaban al tercer piso, el piso designado para los inmortales vampiros.

Curiosas, decidieron subir para buscar a Goenji por pedido de Yuka.

Quería saber más acerca de él. No sabía qué era pero la castaña se sintió muy a gusto al conocerle. Tanto, que hasta quería entablar una amistad con el chico.

Fuyuka y Aki se reunieron con las otras chicas cerca de la entrada de la escuela luego de buscar por todo lugar que se les ocurriera.

— No están fuera, y el hechizo localizador no nos permite ver más allá de nuestros dormitorios y de los humanos. — dijo Rika, asustada.

— ¡Maldición! — se llevó las manos al cabello — Primer día y ya la he perdido de vista.

Haruna quería llorar, del susto, del enojo, d la frustración. Rika estaba igual o peor que ella. Había soltado la mano de Rushe cuando se detuvo a observar las bellas pinturas colgadas cerca de la biblioteca.

— ¿Qué es lo que pasa acá? — llegaron Endo y Sakuma, al escuchar los gritos de las chicas

— ¡Chicos! No encontramos a las pequeñas. — decía una Aki desesperada.

Al mismo tiempo, Kogure llegó corriendo hacia ellos, trayendo consigo a un chico de cabellos azules y piel tostada.

— Éste es Toramaru, dice que vio a las chicas subir las Escaleras del Norte. — dijo apenas tomó un respiro.

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