25. Cry

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Antes de empezar a leer me gustaría advertirles que los siguientes capítulos -no todos, pero la mayoría - van a contener escenas no aptas para menores o personas sensibles.

Lean bajo su propio riesgo.

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— Bienvenidos sean todos — saludó un señor de cabellos blancos, con una cicatríz adornando uno de sus ojos, cubiertos con anteojos de color negro — Este día, tenemos a la señorita Fuyuka Kudo, antes conocida como Fuyuka Ono, ante nosotros.

Le peli-lila se levantó de su asiento, haciendo una reverencia ante el señor y todos los demás ancianos a su alrededor.

— Buenos días, Gran Maestro.

La sala estaba llena de distintas esferas y figuras borrosas, que parecían nubes. Los únicos cuerpos de carne y hueso eran Fuyuka, su padre y el anciano.

— Veo que ha llegado tu día, jovencita — suspiró el señor — Tu cumpleaños número 18, tu mayoría de edad en este mundo. Después de tomar la identidad de ángel...

Leyó unos cuantos pergaminos con la información de la joven. Una pequeña biografía, como su nacimiento, educación y lo básico.

— Y dime, ¿ya has pensado en lo que decidirás? — le preguntó — ¿Sabes las consecuencias de cada decisión?

Fuyuka miró a su padre de soslayo. Él mantenía la compostura, estaba sereno viendo al frente.

— Sí, Gran Maestro.

De acuerdo, ¿qué has pensado?

La chica parpadeó unos segundos. Arrugó su falda con sus manos y se atrevió a preguntarle algo al anciano.

— Disculpe, pero ¿eso es todo? — el anciano la vio con una ceja alzada — Quiero decir, ¿solo me preguntará eso? ¿No habrá ceremonia?

— Jovencita, estoy acá frente a ti, vulnerable de cualquier peligro debido a la guerra que está a punto de empezar. ¿Y tú quieres una ceremonia? — rió burlón — Kudo, ¿le has explicado las cosas bien? Creí que ella lo entendía todo.

— Y lo hace — respondió, volteando a ver a su hija por primera vez en el día — ¿Qué has decidido?

Fuyuka estaba molesta. No solamente habían adelantado su juicio, sino que también tomaba en cuenta lo que recién había aprendido con sus amigas. Pensó en las nuevas amistades que había formado y en Fudo...

No entendía tampoco lo que iba a pasarle, pues pareciera que las reglas habían cambiado de la noche a la mañana y eso la asustaba un poco.

— ¿Y bien?

— Yo....

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Haruna se removió entre las sábanas y abrió sus ojos lentamente.

Había sentido que levitaba hace unos momentos, y le pareció extraño cuando abrió sus ojos no ver su habitación.

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