Yirmi

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Maratón 1/?



Harry se encontraba tirado en el sofá viendo una película, Draco dijo que tenía que salir a comprar algo de suma importancia, pero que tenía que ir solo.

Se prometieron ya no ocultarse cosas, pero en esta ocasión el rubio le había dicho que se lo mostraría después.

Ya se había tardado mucho, eran las tres de la tarde y se había ido a la una con treinta.

El castaño lo intento llamar, pero solo le respondía con un "solo espera un poco más", eso le desesperaba pues era una persona muy impaciente y claro también que lo dejaran con la intriga.

Conocen ese sentimiento de rabia, odio y ganas de matar a alguien cuando te emociona para contarte algo y luego se excusa con un "mejor te cuento mañana", pues algo así se sentía Harry cuando Draco se negaba a decirle que estaba comprando.

Siguió con su película hasta que sintió que abrieron la puerta principal, no era Ron porque: uno, era un niño de siete años y dos, él se quedaría todo el fin de semana con Blaise pues se irían de excursión a la playa.

Se asomó logrando ver una musculosa figura con cabello platino, jeans azules, camisa negra y una bolsa rosa en la mano.

—Hola, hermoso — llamo su novio, ahora pelo platinado, besando la frente de Harry.

—¡Te pintaste el cabello! —exclamó con una sonrisa mientras acariciaba su cabellera.

—Si, mi color de cabello ya me aburría, pensé que algo nuevo sería bueno —peinándose el flequillo— y ¿Cómo me veo?

—Muy apuesto — coqueteo y se paró de puntillas para poder alcanzar la nariz del mayor y dejar un piquito— ¿Qué fue lo que fuiste a comprar?

—Harry, antes que nada, quiero que sepas que te quiero, y que tu placer es mi placer, si no quieres no tienes que hacerlo— el menor se quedó confundido, volteo a ver la bolsa la cual sostenía el mayor como si tuviese su vida en ella.

—¿Qué hay en la bolsa?

—Quiero subir el nivel, Harry —extendió la bolsa hacia el más bajo, tomo entre sus delgadas manos la bolsa rosa y uno por uno fue sacando lo que contenía: un vibrador, unas esposas, una venda y lubricante sabor a fresa.

—Draco...

—Solo si quieres— interrumpió antes de que pudiese terminar la frase.

—Yo...quiero— respondió, y el mayor sonrió con malicia.

quiero— respondió, y el mayor sonrió con malicia

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Se encontraban en el cuarto del más bajo. Draco estaba sentado sobre la cama apoyado sobre sus brazos, escaneando a el castaño de punta a punta: tan pequeño, delgado, suave y delicioso.

—Quítate la ropa —como si fuese una orden. Harry abrió los ojos de par en par, Draco actuaba de manera muy autoritaria a veces, pero como no hacerlo, Harry era suyo, solo de él, su propiedad, nadie más podía tocarlo a su antojo y viceversa.

Harry se quitó primero la larga camisa, seguido de su ropa interior, todo lo hizo de manera lenta solo para provocar al mayor, aunque este ya sabía lo que había debajo de esas telas.

Su parte favorita eran sus lunares: uno en la clavícula, uno en el cuello, cinco en su espalda, y el mejor de todos, uno en su glúteo izquierdo el cual se hacía semejante a un corazón.

El platinado llamo al menor con un gesto de manos. Lo tomo de la cadera y lo sentó de horcajadas en sus piernas.

Comenzó a besarlo de manera lenta para después ir subiendo la intensidad, poco a poco fue introduciendo su lengua para explorar toda su cavidad. Daba caricias a sus muslos internos.

Harry por su lado, dio inicio a dar movimientos circulares con sus caderas sobre el mayor, ganándose uno que otro jadeo. Bajo su mano discretamente y fue desabrochando el pantalón del platinado, dio caricias a su miembro por debajo de la ropa interior mientras mordía y succionaba los labios del contrario.

Draco se dio cuenta de que el menor estaba comenzando a tomar el control, pero esa no era su idea, tenía una mucho mejor.

Tomo al menor en brazos y lo recostó sobre la cama mientras daba besos sobre su rostro, se acariciaron un poco, la idea era preparar al menor para lo que venía, Él sabía que Harry confiaba en él, pero al fin y al cabo sabía que experimentar cosas nuevas en el ámbito sexual podía ser un poco aterrador.

Se separo unos momentos para admirarlo, sus bellos ojos verdes cual esmeralda, su cabello despeinado y sus labios rojos e hinchados.

—¿Confías en mí? —pregunto el mayor mientras acariciaba su mejilla.

—Sí.

—No pienso obligarte a nada, si no te gusta o quieres que pare solo dime ¿de acuerdo? — le anticipo de la forma más tierna que pudo. Harry casi llora por lo tierno de sus palabras, Draco se preocupaba por él, siempre se le veía tan inexpresivo, frío y odioso, pero desde que lo conoció se dio cuenta de que no era así, solo un pobre chico lastimado, engañado y con miedo. Aunque le cueste imaginárselo, ese demonio era su luz, su bálsamo una oscuridad cautivadora y hermosa que resaltaba en su aburrido cuadro de luz y lo hacía estremecer.

—Se que no me lastimarías, cariña— acaricio su mejilla derecha con delicadeza, y afirmó con una leve sonrisa.

—No amor, nunca lo haría —beso sus labios como nunca. Fue un beso tan necesitado, querían sentirse, no sabían que serían sin uno de ellos, ahora estaban fusionados, su hilo rojo del destino los tenía enredados como una telaraña de la que no podían salir.

El mayor tomó las esposas y las mostro para que fuese consiente de lo que iba a hacer. Tomo sus muñecas y las atrapó en la cabecera.

Harry dio un pequeño tirón y se dio cuenta de que no podía moverse, sus nervios subieron cuando el platinado puso la venda en sus ojos, ahora no podía ver.

—D-Draco...

—Shh...tranquilo estoy aquí, no te dejare — dio caricias en su estómago para seguido repartir besos sobre todo su torso.

—Ahora sí pequeño, te enseñaré lo que es realmente gritar de placer—susurro mientras mordía el lóbulo de su oreja.










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Dirty boy/Pretty boy - DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora