Sekiz

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—Harry...me gustas — le susurro Draco aun abrasándolo. El pulso del susodicho se aceleró y por un segundo pensó que moriría de un ataque cardiaco.

Se dio cuenta de que también le gustaba.

—¿A-ah? — el más bajo estaba desconcentrado, con las mejillas sonrojadas.

—¡Que me gustas!, ¡joder! y no lo pienso repetir— el rubio se alejo un poco, la vergüenza lo estaba comiendo vivo.

Harry se encontraba sorprendido, de todas las personas a las que pensó que al más alto le gustaría ni en sus más remotos sueños habría pensado en él. Él creía que lo había ayudado solo por lastima, y así era, pero al paso de los días el rubio se fue cautivando de a poco del azabache sin poder evitarlo. Es que su voz, su risa, su suavidad, sus hermosos ojos verdes e incluso los lentes negros y redondos le parecía jodidamente atractivo a tal punto que llego a ser hasta amable con él, joder y sin contar su hermosa personalidad.

Draco sabía muy bien que había caído ante él y que nunca podría curarse de esa enfermedad la cual su nombre es amor.

—¿T-te gusto? —el azabache pregunto sin poder creerlo, el rubio no contesto— ¿Draco? — trato de acercarse pues el rubio le había dado la espalda— ¿Draco? — quiso rodearlo para verle la cara, pero este volteo al instante— oye— tomo su brazo y de un tirón le dio la vuelta, el de orbes grises se encontraba rojo cual tomate y lo mirada gacha.

—¡¿Qué miras?! E-es solo por el calor— se excuso y se fue casi corriendo a su habitación cerrando la puerta sin seguro.

A Harry no le gustaba que lo ignorasen por ello se enojó un poco y se dirigió a la habitación del rubio.

—¡Ey! — abrió la puerta de repente y se arrepintió al instante de no haber tocado antes. Draco se encontraba sin camisa y solo con unos pantaloncillos que le llegaban hasta las rodillas, dejando ver su trabajado abdomen, fuertes brazos y la linea V que estaba formada en la parte de su vientre bajo para perderse en la cinturilla de los jeans. Harry se sonrojo al instante.

—¡L-lo siento! — cerró la puerta de golpe dándole al rubio una divertida idea para entretenerse un rato.

Harry se encontraba del otro lado de la puerta con ambas manos en sus mejillas tratando de bajar el fuerte sonrojo mientras se preguntaba qué le diría Draco, quizás le grite o le regañe, quizás hasta lo eche por imprudente, pero Malfoy tenía una idea muy diferente.

—¡Ey! — Malfoy le hablo mientras se aparecía por la puerta aun sin camisa.

—¡¿Qué haces?! ¡Vístete! — alarmado, Harry tratando de ver a Malfoy a los ojos, pero se le era difícil cuando este tenía un cuerpo de un dios griego. Su mirada a veces se le escabullía sin querer a sus abdominales.

—¿Por qué tan nervioso?, somos hombres tenemos lo mismo— dijo el rubio con inocencia acercándose más al nervioso Harry, provocando que este diera un paso atrás.

—S-sí, pero, ¡s-solo ponte una camisa, joder!

—¿Por qué? ¿soy demasiado sexy para tus ojos? — dando otro paso, Harry ya se encontraba pegado a la pared.

Le gustaba jugar de esa forma con él, su cara estaba mucho más roja que antes, si es que era posible, no paraba de tartamudear y no paraba de morder su labio inferior. Sexy, pensó Draco.

—En tus sueños Malfoy, ni que estuvieras tan bueno—puso sus manos al frente en forma de escudo.

—¿Cómo lo sabes, Potter? ¿Acaso el tuyo es mejor? — Malfoy sonrió ladino mientras colocaba una de sus manos al costado del rostro del más bajo. Harry no sabía lo que Draco tenía planeado, pero pensaba que no era nada bueno.

Dirty boy/Pretty boy - DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora