|| 00 ||: LIBRO I

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~🌹~

Las flores crecían con una hermosa belleza por todo Khelvar. Era primavera.

Una joven mujer se paseaba tranquilamente por el jardín del palacio real, sus manos acariciaban las rosas que adornaban y embellecían el amplio jardín. Ni en los mejores sueños de la mujer se había visualizado en esa posición, con toda esa responsabilidad sobre sus hombros.

A pesar de ese peso, era feliz.

Un hombre joven y que muchas mujeres en el reino consideraban atractivo ase acercó a su esposa que acariciaba las rosas con suma delicadeza. Entre más se acercaba a la mujer de vestido dorado se dio cuenta que ese sentimiento de nerviosismo seguía con él justo como el primer día que la observó entre la multitud: «Es hermosa» se dijo a sí mismo y entre más se acercó a ella se dio cuenta que la mujer era hermosa tanto en su interior como en su exterior.

—¿Estas bien, querida?, todos estamos esperándote.

El joven rey puso una mano sobre la espalda de su esposa, que de inmediato se tensó mientras que su rostro adoptaba un tono rojizo que confundió mucho al soberano.

Estaba nerviosa y ambos lo notaban, pero, solo uno de ellos conocía la verdadera razón del nerviosismo de la joven reina. Fue por eso que, antes de que el rey pudiera decir algo, su esposa alzó la cabeza con una sonrisa hermosa que aún le cortaba la respiración al joven rey.

—Lo sé, sólo... necesitaba algo de aire.

—¿Segura estás bien?—preguntó preocupado el rey recordando la actitud de su esposa hace pocos segundos—, ¿Quiere que llame a un sanador?

—Estoy bien querido—aseguró ella tomando la mano de su esposo—, es sólo... que hay algo importante que tienes que saber.

Para la joven reina, pensar en lo que debía decirle a su esposo la asustaba muchísimo, porque su esposo era reacio al tema y lo evitaba con tanta firmeza que la joven reina temía que sus palabras fueran causa de una discusión que no pudiera solucionar.

Por su lado, el joven rey se sintió todavía más preocupado por la salud y seguridad de su esposa pues las cosas fuera del reino eran demasiado tensas y peligrosas. Temía que su esposa se sintiera abrumada o desprotegida, incluso en peligro, eso era lo último que quería conseguir.

—¿Qué pasa, Kelyha?

La tensión y preocupación se sentía en el ambiente. La joven reina fue incapaz de mirar esos ojos grisáceos por lo que volvió la vista a las rosas antes de llenar sus pulmones de tanto aíre como le fue posible para soltar esas palabras que tanto temía.

—Estoy embarazada.

~ ☀️ ~

El sol se alzó desde el horizonte calentando la tierra en todo Aphud. Era verano.

Una feliz pareja yacía bajo la sombra de un árbol, sentados en el suelo como si fueran cualquier persona y no los reyes de una nación, abrazándose mientras miraban a su pequeño hijo jugar en el jardín.

El pequeño príncipe se paseaba por el jardín, correteando a su fiel mascota bajo la atenta mirada de sus amorosos padres. Su cabello oscuro se movía con la brisa mientras que sus ojos claros expresaban la mayor de las alegrías.

—Tenemos que decírselo—comentó el rey, con algo de seriedad—, él necesita saberlo.

—Aún no es el momento—aseguró la reina con suavidad, mirando a su hijo correr con emoción—, todavía no podemos cargar sus hombros con problemas que no le corresponden.

Luna OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora