|| 06 ||: SEGURIDAD

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Pasé mi mano por la ligera línea rojiza que quedaba en mi mejilla.

Tres días habían pasado desde mi reunión con los nobles y de la llegada de la delegación de Aphud, Bastian venía de vez en cuando a informarme sobre los documentos que ellos revisaban y las preguntas que le hacían a los miembros del consejo que habían solicitado llamar, también habían solicitado mi presencia pero sobraba decir que no les había dado la cara.

Bastian no insistió al respecto porque sabía que no podría salir hasta que mis heridas estuvieran curadas y tomar más pociones para ocultarlas solo retrasaría su curación, de por si acelerada dada mi condición.

Aunque me hubiera gustado quedarme en el silencio de mi habitación, no podía permitirlo un segundo más cuando había extraños recorriendo mis pasillos e interrogando a mis sirvientes.

Mis doncellas llamaron a la puerta y me ayudaron a prepararme para estar a la altura de las expectativas de la delegación, ajenas a las ligeras marcas rojizas que adornaban mi piel porque podían pasar por marcas que habían dejado mis mantas en la noche.

En cuanto terminaron miré el vestido verde oscuro que llevaba, era de un material brillante y opaco que cubría mis brazos pero dejaba a la vista mis hombros y mi cuello adornado con un delicado collar de oro blanco y esmeraldas en forma de gotas, mi cabello estaba suelto, sujeto con mechones a los lados para que no fuera a caerme sobre la cara y una pequeña tiara a juego con el collar y los pendientes adornaba mi cabeza.

Se marcharon en silencio en cuanto mi rostro quedo presentable y me puse de mala gana el anillo de compromiso, no me apetecía llevarlo pero la delegación podría tomarlo como una ofensa.

Me levanté del banquillo justo a tiempo para escuchar dos golpes en la puerta y como esta se abría apenas un poco para dejar pasar el sonido.

—Majestad—habló Bastian—, ¿Puedo pasar?

—Pasa.

Era bastante raro que mi consejero tocase a la puerta porque no solía hacerlo, no porque no respetara mi espacio y mi privacidad, se trataba de que yo le había ordenado no hacerlo debido a me resultaba bastante tedioso tener que darle entrada cuando mi consejero debía venir a mi habitación al menos seis veces al día.

Entró con una mueca confusa entre la preocupación y la seriedad, además de que dejó la puerta abierta.

—La delegación de Aphud solicita que los acompañe a desayunar.

La pregunta me tomó desprevenida durante un segundo, lo miré con confusión pero Bastian no se movió. Mi consejero sabía que yo nunca desayunaba así que no perdería su tiempo preguntándome aquello ni siquiera por cortesía para con la delegación, había algo más, fue por eso que miré el pasillo a sus espaldas pero no había nadie más allí que los custodios habituales.

—Ya he desayunado, diles que los atenderé para el almuerzo.

Bastian asintió pero no se movió, frotando sus manos contra su ropa con nerviosismo. ¿Quién era el que escuchaba entre las sombras y por qué Bastian no solo me lo decía?

—Debo de enviar las cartas a los dolientes del resto del reino, ¿Ya llegó la lista?

—Esta misma mañana, se la haré llegar luego de su reunión con la delegación de Aphud—Bastian apretó los labios—. Hay alguien que pide hablar con usted, Majestad.

—¿Quién?

Bastian me miró con preocupación antes de aclarar la garganta, me tomó un segundo darme cuenta de que era una señal para que la persona que esperaba en el pasillo, quien quiera que fuera, se hiciera visible.

Luna OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora