|| 01 ||: EXTRAÑO

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—¿Cuál crees que sea el motivo de la visita del Rey Kalias, Bastian?

Mantuve la mirada en el techo oscuro de la habitación, noté que pronto tendría que ordenar que cambiarán la lámpara colgante por una nueva o podría terminar por caerme sobre la cabeza mientras dormía.

O mejor no, así me ahorraba bastantes problemas.

—Puede tratarse de una alianza—propuso mi consejero—o una ayuda que hubiera negociado el Rey Deizon con Aphud.

—¿A qué costo?—pregunté sin esperar una respuesta—. Ningún rey, por muy buen corazón que tenga, va a darle recursos a otro reino solo para que libren una guerra que no le compete.

No cuando la estabilidad y seguridad de su reino, y posiblemente de sus habitantes, corría peligro solo por asociarse con el reino que era el foco de odio del Rey más poderoso del momento, que era bastante conocido en todo el continente por el salvajismo de sus fuerzas.

Ningún rey se atrevería a meter sus narices en un asunto que no le correspondía si no podía sacar ningún beneficio aparente, si no había nada de valor que pudiéramos ofrecerle a Aphud por una ayuda económica o en cuanto a fuerzas armadas.

Dudaba mucho que el rey tuviera la capacidad de convencer a otro monarca de sumar sus fuerzas o su riqueza a la guerra que él había comenzado hacía tantos años.

—En cualquier caso—dijo Bastian al no tener una respuesta—, es necesario que se presente para el almuerzo de bienvenida.

No me encontraba de humor para rendirle pleitesía al rey frente a su invitado y verlo era algo que me apetecía muchísimo menos que lo anterior.

Ni siquiera siendo una princesa podía tener todo lo que yo quería.

—¿Qué hay en mi agenda para hoy?

—Tiene la visita semanal al centro médico, pero, creo que debe posponerla.

Me levanté de la cama, alisando la falda del vestido azul zafiro que mis doncellas habían elegido para mí horas atrás, para acercarme a mi consejero.

Bastian no retrocedió aunque sí se mostró atento a mis movimientos. Él era la única persona dentro y fuera del reino, además de mis hermanos, que podía tener la certeza de que no le haría daño sin importar lo molesta que me encontraba.

—¿Por qué motivo tendría que posponer mi visita semanal?

Lo único que podía hacer por el reino en esta guerra, además de no exponerme en un campo de batalla donde mi protección sería la prioridad de los soldados en lugar de atacar al enemigo, era cuidar de los heridos que volvían de los campamentos de guerra.

Posponerla, o cancelarla, por la visita del rey y de su invitado era algo que no me apetecía. Porque no celebraba la llegada del rey, aunque la llegada de mi hermano me aliviaba y la del Rey Kalias me daba bastante igual, así que no tenía por qué modificarla en su conveniencia.

—Si para cuando el Rey Deizon llegué usted no esté en el palacio, a mi—

—No te pasará nada—le aseguré—, eres mi consejero y solo yo soy quien debe reprenderte.

—Majestad—suplicó mi consejero—, sabe que no insistiría tanto si el Rey viniese solo pero su ausencia en el palacio podría desencadenar serios problemas, dado la situación.

—El rey se sentiría bastante decepcionado si me quedara a esperarlo. Haz que preparen el carruaje, partiré cuanto antes a mis responsabilidades habituales.

Bastian me ofreció una mirada suplicante de sus ojos marrones expresivos antes de suspirar y asentir, con rendición, ante mi orden. No había guardado silencio por temor, porque si había alguien que podía hablar con libertad en el palacio era él, lo había hecho porque sabía que no podría decir nada que me hiciera cambiar de opinión.

Luna OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora