28. La boda III

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***Caroline***

Esta tarde era la boda. La boda de Klaus y Camille.

Desde que había llegado a esta casa, todo era la boda. De, hecho, técnicamente estaba aquí por eso. Había llegado con el propósito de asistir a la ceremonia de estos dos, de ver unidas sus vidas y lo felices que eran. Nunca llegaré a saber el porqué acepté la invitación en su momento.

Quedaban pocas horas para ser la dama de honor. Quién iba a pensar que alguna vez lo sería, y menos de Camille. Serlo era bonito, pero también había tenido que trabajar muchísimo, más que la novia incluso. Parecía que en realidad estuviera trabajando para mi propia boda.

De hecho, había estado tan sumergida en los preparativos que me había olvidado por completo que no tenía nada que ponerme, ningún vestido, traje, ni siquiera un peinado que me estilara.

No sabía como sacaría un vestido bonito especialmente diseñado para ir elegante en tan poco tiempo. Cuando fuimos con Camille a buscar su vestido de boda a esa tienda en el centro de la ciudad, finalmente no encontré nada que me encantara, no eran mi estilo. Pensé que más adelante saldría a buscar otro o encontraría alguna cosa por allí, pero no había sido el caso. No tenía nada ahora.

Tenía que pedírselo a Rebekah, ya que ella tenía un arsenal de preciosos vestidos guardados en su armario de princesa aunque me sabía mal volverle a pedir más prendas. Ya me prestó una vez un vestido, no quería abusar.

— Rebekah— dije cuando la encontré por el pasillo.

— Caroline, dime— contestó.

— Verás, ha surgido un inconveniente—dije.

— ¿Ha pasado algo en el salón de la ceremonia?, ¿Se ha caído alguna cosa?—preguntó estresada.

— No, no, eso está bien— contesté.

¿— Entonces?— Preguntó— Eres tú la que no está bien?

— Bueno más o menos— dije— Mira, he estado tan pendiente de la boda que no me he preocupado de lo que ponerme yo.

—No comprasteis algo con Camille?—preguntó.

—Yo no, ella sí. — dije— Pensé que encontraría alguno pero no. Y ahora no sé que ponerme, no tengo nada.

¿— No te preocupes—dijo— Solo te pasa eso?

—Si — contesté.

— No es nada— dijo —Ahora mismo subimos y escoges, no hay problema.

— Mil gracias Bex— dije abrazándola.

Me encantaba Rebekah precisamente por eso. Siempre estaba allí para nosotras.

Subimos a buscarlo. Quería algo especial, pero no muy llamativo. Algo que destacara, pero no fuera ninguna explosión de color o de brillos. Sutil pero elegante.

Aunque recordé y tuve la mejor idea que podía tener en ese momento. Su vestido. Nuestro vestido. El azul fantasía, el vestido más bonito que había visto nunca. El regalo de Klaus, ese usaría. Me lo pondría porque simplemente lo adoraba, era precioso y justamente lo que necesitaba y quería. Sabía que lo guardaba Rebekah, así que se lo pedí.

—Oye Bex— dije.

—¿Si?— dijo mientras miraba entre los vestidos.

—Ya sé el vestido que quiero— dije al fin

¿— En serio? ¿Has encontrado alguno que te guste?

—Si me lo permites Rebekah, me encantaría ponerme el vestido azul.

We belong together (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora