Capítulo 14

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Besos...

Caricias...

Suspiros...

Jadeos...

Era lo que inundaba la habitación, parecía que estuviesemos poseídos...

Poseídos por esta fuerte atracción que no nos dejaba separarnos del otro. La intensidad de nuestros besos hacían que la temperatura aumentara bruscamente, haciendo que las prendas comenzaran a ser estorbosas y molestas. Por lo que pronto comenzamos a deshacernos de todas ellas.

Al verla así, tan vulnerable debajo de mi cuerpo, con sus hermosos cabellos dorados revueltos, dándole una apareciencia más sexy y salvaje, con su rostro adornado por un intenso rubor que la hacía ver aún más agraciada de lo que era. Literalmente estaba delirando al ver tanta belleza y perfección.

Chloe Bourgeois era malditamente perfecta en todos los sentidos, me era imposible lograr resistirme.

Yo ya sucumbía a sus pies.

Sucumbía ante esta reina.

MI reina...

Mientras nuestros cuerpos se fundían en uno y escuchaba su hipnotizante voz jadear mi nombre...ya no me importaba nada, Chloe Bourgeois podía hacer que nada tuviera más importancia que ella.

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Los rayos del sol comenzaron a colarse por las pequeñas aberturas de esas elegantes cortinas. Logrando llegar a mis ojos y despertándome en consecuencia.

Tardé unos segundos en poder abrir mis ojos por completo, quise sentarme pero un peso sobre mi cuerpo me lo impedía.

La irritante y jodidamente hermosa, Chloe Bourgeois, dormía plácidamente sobre mi pecho.

¿Podía correrla para levantarme?
Claro que si.

¿Lo haría?
Por supuesto que no.

No pude evitar sonreír al verla tan serena.

Jugueteé con algunos mechones rebeldes que caían en su rostro, mientras seguía admirándola.

Anoche todo había sido tan rápido, que ni palabras nos dirigimos.

Parecía que ambos teníamos la misma maldita necesidad de unir nuestros cuerpos en uno.

- b-buen día, Graham...- dijo ella somnolienta mientras tallaba sus ojos

- buen día, Bourgeois - respondí con mi vista fija en ella

Un rubor se hizo presente en su rostro y rápidamente se ocultó en mi torso desnudo.

- ¿Qué rayos...?

- n-no me mires así...- dijo ella mientras permanecía con su rostro en mi torso

Su aliento chocaba directamente con mi piel, agradecía no ser cosquilludo.

Torbellino Bourgeois (Feliloe) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora