CAPITULO 4 MI QUERIDO ABUELO NANDO

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Fernando Cabello Rivas, ese era el nombre completo de mi abuelo aunque para aquellos que formaban parte del personal del Rodeo, el era Don Fernando, mientras que para la familia y para mí el era el abuelo "Nando"

El abuelo era un hombre de carácter e imagen fuerte e imponente que muchas veces fue catalogado como serio y estricto, pero en el fondo aquel hombre robusto y alto era puro corazón...

De nacionalidad Mexicana, el abuelo Nando fue un inmigrante que llegó muy joven a los Estados Unidos para buscar mejores oportunidades y comenzó a trabajar en el campo, el conoció a mi abuela en esos campos de cultivo y se casaron cuando el tenía 25 y ella 22 y después de tres años juntos, llegó mi padre para hacer crecer a la familia.
La situación de ellos no era fácil, pues al ser inmigrantes llegaron a ser víctimas de discriminación y racismo, pero el nunca se dejó doblegar y siguió trabajando por su familia pues uno de sus sueños era tener su propia granja.

El abuelo era muy trabajador e ingenioso y gracias a las diferentes labores que desempeño, pudo comprar una pequeña granja en donde sembraba sus propios vegetales pero un día se llevó una gran sorpresa, pues en esa pequeña propiedad encontraron petróleo, lo cual obviamente lo llevo a recibir una buena fortuna que le ayudo a invertir en ganado y posteriormente a construir el Rodeo Hill convirtiéndolo en uno de los ranchos ganaderos más importantes del país...

Tal vez al principio fue cuestión de suerte que el abuelo pudiera tener las riquezas que ahora tiene, pero sin duda su inteligencia y audacia fueron lo que lo llevaron a convertirse en uno de los rancheros más acaudalados, conocido y respetados de la región.

Pero para mi, aquel ranchero millonario no era más que el hombre que de niña jugaba conmigo y me dejaba montarme en su espalda como si fuera mi caballito, el me contaba historias cada vez que yo llegaba al rancho, como esa donde me aseguraba se enfrentó contra un bisonte el solo o cuando logro pescar el pez espada más grande y gordo que se haya visto en el rio, realmente no puedo asegurar si esas increíbles historias fueron solo para impresionarme o realmente sucedieron, pero sin duda yo admiraba al abuelo y adoraba imaginar cada uno de esos hechos...

Mi abuela me contaba que cuando ellos se enteraron que tendrían a su primer nieto, el abuelo quería que fuera un varón, pero en cuanto me vio el día en que nací, el quedo tan impresionado por lo pequeñita que yo era y porque dijo que mis ojos eran idénticos a los suyos, así que se le olvidó ese deseo de tener un nieto, pues ahora yo era la princesita de la familia y me convertí en su adoración.

Recuerdo cómo me cargaba y me consentía, incluso cuando mis padres no querían cumplir mis caprichos, pues el abuelo Nando no podía verme llorando, porque el de inmediato ordenaba que se hiciera lo que yo quería y debo admitir que tal vez fue por eso que algunas veces me he comportado como una niña mimada y caprichosa, pero a mí favor puedo decir que yo no lo obligaba...

FLASHBACK

- Ya te dije que no Camila, Alejandro por favor dile algo...

- Pero papá, yo quiero comer pastel, no quiero esa sopa de pollo!!...

- Ya escuchaste a tu madre, además sabes que no debes comer mucho chocolate!

En esa ocasión tenía 4 años, recuerdo que recién habíamos llegado al rancho y yo en verdad moría por probar el delicioso pastel de chocolate que la señora Clara había preparado, pero mis padres como siempre decían que si no comía mis verduras, no tenía derecho a comer el postre.

-Pero que está pasando aquí?...porque hacen llorar a mi princesa?...

Mi abuelo entro al comedor en donde estabamos y me tomo entre sus brazos y me levanto, mientras yo lo abrazaba y comenzaba a sollozar por la crueldad de mis padres.

LOS VERANOS TRISTES DE RODEO HILLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora