LOS VERANOS TRISTES DE RODEO HILL

CAPITULO 8 LA DESPEDIDA

El cuerpo del abuelo por fin había llegado a su casa y ya tenían preparado el salón en donde se pondría el féretro y entonces cuando aquel cajón entro, los encargados de la funeraria se ocuparon de ponerlo en el centro y acomodaron las flores para que adornará un poco aquel rincón...

Justo en el momento en que abrieron el féretro para dar vista a su cuerpo el cual lucía tan pacífico como si solo estuviera dormido, yo observaba desde la esquina donde me encontraba junto a mi madre y aunque no quería acercarme una fuerza interior me obligo a hacerlo y camine hacia aquella caja con la intención de ir a despedirme y mientras lo hacia pude ver cómo mi abuela se desvanecía y vi a mi padre apresurandose a sostenerla para evitar que cayera

Podía sentir las miradas de todos los que estaban ahí presentes y aunque en otra ocasión esas miradas eran de felicidad por volvernos a ver, está vez cada una de las personas que conocimos al abuelo tenía nuestra propia cara de pena ocasionada por la perdida que estábamos sufriendo.

Ahí estaban Mike y Clara Jauregui, quienes me ofrecieron una pequeña sonrisa triste a la cuál de igual manera respondí, también estaban todos los empleados de la casa y viejos amigos de la familia que poco a poco iban llegando con la misma intención de despedirse del abuelo, pues como he dicho antes, aquel hombre era uno de los rancheros más conocidos y respetados de la región.

Sentí que el camino era largo e intenté hacerme la fuerte pero en cuanto estuve frente al rostro de aquel hombre que tanto quise, no pude reprimir más mi llanto y comencé a llorar con amargura como si fuera la niña de cuatro años a la que el abuelo cumplía todos sus caprichos, pues siempre he odiado las despedidas y está sin duda era de las peores pues era la última vez que podría verlo...

No me importo que la gente me viera o que estuvieran murmurando, yo simplemente me desahogue y tuve una plática interna con el abuelo en donde desde mis pensamientos le pedía perdón por haberlo defraudado pero también le decía que ahora lucharia por mi felicidad y aunque no estuvimos de acuerdo en muchas cosas yo jamás dejaría de amarlo sin importar que el no estuviera ya con nosotros.

No sé cuanto tiempo estuve ahí con mis pensamientos, pero pude sentir la mano de mi padre que tocaba mi hombro lo que me hizo voltear y abrazarlo para sentirme de nuevo protegida, pues de verdad esa despedía me estaba doliendo como hacía mucho no me dolía nada, papá me dijo que fuera a descansar un poco pues hoy tendríamos una noche larga y yo debía recuperarme un poco del viaje y aunque yo no quería dormir, el tenía razón, mi cuerpo de verdad estaba comenzando a resentir todo lo que había pasado en las últimas horas

Camine de nuevo para alejarme del féretro, pero podía sentir una mirada insistente sobre mi, lo que me hizo voltear a ver aquel lugar de donde sentía que venía y no me equivocaba pues ahí se encontraban Bernardo y Lauren quien estaba mirándome fijamente, por instinto ella me sonrió levemente y yo hice lo mismo pero mientras más la observaba mi sonrisa iba desapareciendo pues pude ver cómo ellos estaban tomados de la mano y eso no fue una buena imagen por contemplar...

Simplemente desvíe la mirada ante eso y le avisé a mi madre que estaría descansando por lo que salí de ese salón para irme directo a la que fue mi habitación, pues ahora realmente necesitaba estar sola porque definitivamente habia tenido varios golpes emocionales que me cobrarían factura si yo me quedaba ahí en ese lugar con toda esa gente.

En cuanto me dirigí a la habitación y entre, sentí de nuevo un viaje en el tiempo, pues aquel lugar no había cambiado en nada, parecía como si el tiempo se hubiese detenido desde hace 9 años, pues era justo como la recuerdo el último día que estuve ahí.
De nuevo la maldita tristeza de verano se apoderaba de mi, pues recordé todos los buenos momentos que pase en ese cuarto, recorde mis noches de pijamada con mi mejor amiga, las noches de amor con mi novia y la noche en que estuve llorando porque tenía que dejarla y despedirme de ella y del Rodeo...