Ganado

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Que toda la vida es sueño
me han dicho siempre desde niña.
Y luego el ojo me guiñan
pero yo ya no les creo.

Después de años y años
de tener libre albedrío,
he conseguido el poderío
y ya no quiero hacerles daño.

Eran tres cerdos sin cabeza
entre todos esos millones.
Se alimentaban de corazones,
pero se dejaban siempre las cabezas.

ResurrecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora