Capítulo I

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Capítulo I

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Capítulo I

El silencio en cubierta era sólo roto por el suave vaivén de las olas. Los tacones de las botas de la capitana Romanoff repiquetearon claramente contra la madera: firmes y seguros mientras se acercaba a su tripulación. Allí, dos de sus hombres sostenían a un tercero de rodillas contra el suelo. El chico tenía el rostro golpeado y un ojo cerrado producto de la hinchazón. Jeremy Gaunt era un muchachito apenas. Se había unido a su tripulación en Kingston y, hasta ese momento, había probado su valía como marinero, pese al recelo que algunos de sus compañeros parecían tenerle debido al color de su piel. Natasha se detuvo frente a ellos con una ceja alzada y una interrogante no dicha pintada en sus facciones. Una mujer con el cabello negro y los ojos almendrados se acercó a ella.

─ Este negro bastardo ha intentado violarme─ aseveró con saña en la voz. Natasha apenas frunció el ceño. Morwenna Green había comenzado a formar parte de su tripulación apenas un año atrás y, la verdad, es que nunca había logrado confiar en ella.

La mujer venía recomendada por otro de sus tripulantes, pero... algo en ella nunca había terminado de convencerla. Era retraída y siempre parecía estar en todas partes, observándola con aquellos ojos penetrantes. La hacía sentir incómoda. Ya había tenido varios roces con otros tripulantes y ahora acusaba a uno de sus compañeros de haberla atacado. Natasha acogía a hombres y mujeres por igual en su barco, pero, era muy estricta al momento de establecer una prohibición total de relacionarse entre ellos. Eran compañeros, iguales. No era poco común que, pasado un tiempo en alta mar, los hombres comenzaran a molestar a sus camaradas femeninas. Pero, en el Doncella del Volga las reglas eran claras: el que se atreviera a tocar a una de sus compañeras, se convertía inmediatamente en comida de tiburones. Sin excepciones. La capitana suspiró y posó sus manos sobre sus caderas, mirando al chico a sus pies.

─ ¿Es cierto lo que dice la señorita Green, Gaunt? ─ el muchacho negó con la cabeza, desesperado.

─ ¡No, capitana, se lo juro! ¡Yo jamás me he acercado a la señorita Green! ¡Sería incapaz de hacer una cosa así! ─ aseguró, con los ojos agrandados por el miedo.

─ ¡Cállate, negro asqueroso! ─ escupió Green, pero, ella la hizo callar con un gesto.

─ Maestre Green, aquí la única que da las órdenes, soy yo─ le recordó a la mujer, en tono tranquilo. Morwenna retrocedió un paso, apretando los labios en un gesto de rabia─ Señor Rogers, ¿qué opina usted sobre este embrollo?

Los hombres abrieron paso y ella vio a Steve recargado contra la barandilla de la cubierta, pelando tranquilamente una manzana verde.

─ ¿Dónde se encontraba usted en el momento en que el señor Gaunt la atacó, señorita Green? ─ preguntó con calma, sin dejar de quitarle la piel a su manzana.

─ Estaba en mi habitación─ respondió cruzando los brazos sobre el pecho. Steve entrecerró ligeramente los ojos. Primer error.

─ Creí que a esa hora era su turno en la cofa─ ella abrió más los ojos, sonrojándose. Segundo error.

Deep as the oceanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora