𝐅𝐢𝐫𝐞 𝐎𝐧 𝐅𝐢𝐫𝐞 | 𝐛𝐮𝐝𝐝𝐢𝐞 | 𝟗-𝟏-𝟏 | 𝐟𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜 | #𝐓𝐃𝐅𝟐

𝐜𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟒

Buck's pov

Al llegar a casa de Maddie me llevé la sorpresa que entre los invitados estaba Albert, otra cosa que nadie me avisaba.

Me quedé detenido por un momento en la puerta analizando el panorama, mi sobrina estaba dando saltitos en un bungie para bebés mientras mi madre estaba frente a ella acariciando sus mejillas, increíblemente la pequeña estaba muy risueña, mi padre platicaba con Chimney y Maddie, mientras que Albert fue quien me recibió.

Las manos de Albert fueron chasqueadas frente a mi, que me encontraba congelado en la puerta observando el escenario, siendo ajeno al mismo, por lo que sacudí mi cabeza regresando a la realidad.

—Tierra llamando a Buck —mencionó Albert, haciendo que inmediatamente mi madre dirigiera su mirada a nosotros.

—Evan —intervino mi madre—. Su nombre es Evan

—Oh l-lo siento, señora Buckley

—Recuerda llamarlo por su nombre la próxima vez

Hice un gesto incomodo, la noche no empezaba con el pie derecho —al menos no desde que yo llegué—, pero aún tenía la esperanza de mejorarla y encaminarla a algo no tan malo.

Pase completamente a la casa de mi hermana y fui yo quien se encargó de cerrar la puerta.

—Que bueno, que llegas, Evan —dijo Maddie acercándose a mí—. ¿Quieres tomar algo?

—No por ahora, muchas gracias

—Bueno de todos modos te estábamos esperando para cenar

—¿Enserio?

—¿Por qué no lo haríamos?

—S-solo decía

Maddie se colocó en sus manos un par de guantes de cocina para tomar las cosas calientes, posteriormente abrió su horno y sacó del mismo una refractario de vidrio con una de las recetas italianas que venían en un libro de cocina que le había obsequiado en navidad.

Llevó el mismo al centro de su comedor, los presentes nos comenzamos a sentar en aquel para disfrutar de la receta europea de mi hermana.

Por su parte, Chimney comenzó a servir en un pequeño tupper cilíndrico enano de un color blanco traslúcido un poco de papilla para la nueva integrante de la familia, Jee-Yun.

Después Chimney acercó una de esas sillas de madera para bebés al comedor haciendo parte del momento familiar a mi sobrina.

Una vez ya todos completos en la mesa, Albert comenzó a servirse un poco en su plato, lo que provocó que mi madre mostrara su sonrisa forzada que normalmente ocultaba su frustración.

—¿No hacen oración antes de consumir los alimentos? —repuso mi madre.

—Bueno, Albert no comparte nuestra fe —intervino Maddie—, pero si quieren podemos hacer oración antes de comer

—Por supuesto que queremos, Maddie. Nuestro Señor Todopoderoso lo merece

—¿Quién nos llevará en oración? —pregunté.

—Tú. Eres muy bueno comunicándote con Dios —dijo mi madre.

Me sentí nervioso, hace años que no hacía esto, el salir de casa de mis padres me hizo perder un poco de mi fe y formación cristiana con la que había crecido, sin embargo, el hecho de ser pareja de un hombre católico no me mantenía lejos de la espiritual relacionada al Dios de los judíos.

No sabía cómo definir mi situación espiritual, podría decir que creo en un Dios Todopoderoso, no puedo negar todo lo que aprendí durante mis primeros años de vida, pero creo que desde que salí de casa de mis padres ya no me sentía conectado a Él de manera espiritual.