𝐅𝐢𝐫𝐞 𝐎𝐧 𝐅𝐢𝐫𝐞 | 𝐛𝐮𝐝𝐝𝐢𝐞 | 𝟗-𝟏-𝟏 | 𝐟𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜 | #𝐓𝐃𝐅𝟐

𝐜𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟑

Eddie's pov.

Sus cabellos dorados que caían en la funda blanca de la almohada perfectamente como un dominó derribando uno a otro. Esos cabellos que sabían derribar el perfecto balance que podía alcanzar yo en mi vida. Esos cabellos que derribaron mis muros y el balance que tenía.

Es difícil amar a Buck, lo observaba dormir y dolorosamente pensaba en lo difícil que es amar a alguien como él que es deseado por todo el mundo.

Ese algo que corría por sus venas que atraía a toda la gente a cualquier lugar que fuéramos y que automáticamente me hacia llenarme de celos, porque lo mío es mío y no soy mucho de querer compartir mis cosas.

Todos morían por sentir el toque de Buck similar al de el rey Midas, por conocer el sabor de sus besos dulces como la miel, ese deseo en el interior de aquel que lo conocía que inmediatamente querían saber lo que era amar a alguien con tanta belleza que ni siquiera el demonio más tentador poseía.

Todos ponían sus mejillas más rojas que el atardecer en el momento en que un par de ojos tan hermosos, azules y reflectivos como el océano los volteaban a ver, pero nadie tenía la suerte que yo tenía de dormir al lado de aquella obra de arte milenaria que todos desean.

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Mirar a Buck dormir fue uno de mis más grandes errores de la noche anterior, pues aunque fue hermoso contemplar mientras duerme a la más magnífica obra de arte jamás hecha, olvide que al día siguiente teníamos que ir por los artistas.

Fuimos por los señores Buckley a eso de las 6 a.m. más o menos, pues queríamos ir antes de que Christopher entrara a la escuela y que nuestro turno iniciara, sin embargo, ahora me encontraba a medio día en la estación con una taza de café en las manos mientras estaba cerrando los ojos y con la cabeza cayendo poco a poco aún cuando la regresaba a su posición normal por vergüenza a que me viera alguno de mis amigos.

Le había ayudado a los señores Buckley con sus maletas, aunque no fui yo quien condujo, fue agotador estar en el auto a horas tan tempranas con casi cero horas de sueño, y quizás sería bueno resaltar que antes de su llegada de los señores Buckley preparamos la habitación de invitados. Al llegar a casa nuevamente ayude con las maletas, pues Buck llevaba a su madre en la silla de ruedas y por cortesía no quise que el señor Philip cargara sus maletas.

Con mis codos apoyados en la mesa del comedor de la estación intenté llevar mi taza de café a mis labios, pero mi vista estaba algo borrosa, así como mi tacto, débil, por lo que no me di cuenta en el momento en que dejé caer la taza.

Cuando la taza del juego de porcelana que le había regalado a Bobby el capitán Strand la navidad pasada golpeó el piso y se quebró, inmediatamente desperté.

—¿Qué fue eso? —pregunto Bobby desde el piso de abajo, sin embargo le ignore.

—Mierda —murmure mientras sacudía la cabeza entrando en razón.

Me puse en cuclillas para recoger cada pedazo de la taza en mis manos, al menos los más grandes que serían más fáciles de llevar a mis palmas para luego depositarlos en el bote de basura más cercano.

Cuando me levante con los pedazos más grandes de la taza caminé hacia el bote de basura, pise el pedal que abría la tapa del mismo, pero justo en el momento en que dejé caer los pedazos quebrados de porcelana sentí la presencia de alguien detrás de mi.

—Más mierda —dije justo en el momento en que se cerró la tapa del bote de basura, pues había quitado mi pie del pedal; simultáneamente apreté los ojos y la dentadura, mientras volteaba lentamente.