🥇CAPÍTULO 1🥇

748 66 0
                                    

Cuando desperté estaba tirada en la cama, hice memoria y recordé que me había pasado el día anterior trabajando en el huerto comunitario toda la jornada. Estaba molida así que me desplomé en la cama, pero hoy era un nuevo día y tocaba levantarse a trabajar.

No necesité ponerme la ropa ya que me había quedado dormida con ella puesta, simplemente me levanté y arregle mi cabello recolocando los pelos sueltos que se habían despeinado por la noche. Cepillé mis dientes y lavé mi cara que tenía algunas partes rojas por el sol de ayer. Por más que me esforzara, siempre acababa quemándome un poco, maldita piel sensible.

Debían ser no más lejos de las doce de la mañana, salí de mi casa y tarde unos seis o siete minutos en llegar al pueblo (ya dije que vivía apartada), creo recordar que hoy tenía que ayudar al herrero a recoger su tienda y puede que después tuviera que ayudar al sastre real a manipular sus telas. Nunca ví a ninguna persona de las familias nobles pero creo que una de ellas es de gran altura o mínimo un poco... sobre pasada de peso... porque cuando ayudaba al sastre uno de los trajes eran desmesuradamente grandes.

En fin, cuando estaba pasando por la plaza ví una acumulación de gente y fue ahí cuando recordé que hoy era el día de selección de ayudantes para el Castillo Dimitrescu. La cosa funcionaba así: uno de los representantes de la familia venía al pueblo y escogía a unas diez o quince personas, no sé muy bien cuántas en realidad, de entre dieciocho a veinticinco años para trabajar en el castillo. Lord Dimitrescu tenía una lista de todos los aldeanos de la aldea y sus edades correspondientes, siempre era algo obligatorio tener ese rango de edad aunque no supiera como eran las personas elegidas.

Decidí quedarme a escuchar a la chica que elegía los trabajadores aunque los que me rodeaban me mirasen mal por estar allí.

-De acuerdo...- empezó diciendo la chica que debía tener unos veintiseis años más o menos, parecía triste y nerviosa. -Todos saben como funciona esto; nombraré a ocho personas y se irán formando en fila a mi lado. Las personas elegidas son: Dereck Watson, Alissa O'Donnel, Brad Grimers...-

La lista seguía y yo me empezaba a aburrir, observe a mi alrededor para pasar el rato y ví que todos se mostraban ansiosos, no lo entendia. Normalmente ser selecionado para trabajar en el castillo era un honor, pero por más que lo intentara yo no lograba comprenderlo. ¿Que tenía de especial la familia noble?

Estaba por irme, pero me quedé petrificada en cuestión de segundos.

-Spencer Tyron y... Evangelyne Walker. Los nombrados deberán recoger sus pertenencias y estar en la plaza en quince minutos como máximo. Muchas gracias por su atención.-

¿Cómo? ¿Me habían seleccionado? ¿A mí? Debía ser un error... Seguro que era un error...

-¿La anormal? ¡Cómo es posible que Lord Dimitrescu seleccione a un ser como ella!-

-¡Cierto! ¿Cómo es posible que la elijan a ella? ¡Es totalmente injusto!-

La gente se fue sumando a esa cantinela, ya sabía que nadie me quería en esa aldea... Y aunque no me gustase admitirlo, tenían razón... No en lo de ser anormal y ese rollo, sino, ¿por qué me eligieron a mí? Sé que la familia Dimitrescu no tiene mucho que ver con el pueblo pero si que estaban más o menos al tanto de los aldeanos y los rumores que entre ellos corrían, ¿cómo era posible que me tuvieran en cuenta para la lista de contratados si sabían los rumores que me rodeaban?

-No deberían dudar de Lord Dimitrescu, si él la quería como criada es su decisión y esta es sagrada.- Habló la mandada de los nobles. -Como dije antes, todos los nombrados deben estar en la plaza en quince minutos, dense prisa y llevense solo lo necesario.-

Quisiera o no, debía ir. No quería estar en la mira de una de las familias nobles, y menos sabiendo que ellos me conocen.

Salí de la plaza con muchas miradas en mi; miradas de furia, celos y envidia, si supieran que no quería ir...
Me dirijí a mi hogar, debía darme prisa. Había tardado cinco minutos en llegar y eso que iba rápido, cogí todas mis cosas (solo las necesarias como habia dicho la chica) y en otros cinco minutos ya estaba de nuevo en la plaza. Habia cinco de los ocho llamados, me coloqué en la fila con mi mochila improvisada.
Realmente estaba nerviosa, y aún más con las miradas de las personas que aún quedaban ahí mirandome mal. Intenté ignorarlas como siempre hacia.

-Hola, soy Derek.- habló un chico delante mía. Miré a otro lado.

-Oye, disculpa.- me tocó el hombro, me giré. -Hola, soy Derek, ¿tu eres Evangelyne no?- me sonrió.

-S-sí, soy yo... ¿estás seguro de que quieres hablar conmigo?- le pregunte.

-Claro, sino no te estaría hablando.- rió.

Me le quede mirando un poco confundida y desconfiada, normalmente las personas que me habían hablado amablemente en mi vida, o solo me habían hablado para pedirme cosas o simplemente me empezaron a hablar por alguna especie de broma mala.

-Seguramente estés nerviosa igual que todos, si nos han llamado no volveremos al pueblo, por lo que creo que todos los de aquí deberíamos llevarnos bien. ¿No crees?-

-S-supongo que tienes razón... ¿Pero estás seguro de que quieres llevarte bien conmigo?-

No quería que luego me tratasen como una mierda aún habiéndome dado ilusiones.

-Claro, realmente no entiendo por qué todos te tratan tan mal. Solo eres diferente.- me sonrió.

Le sonreí de vuelta, iba a hablarle pero la chica habló de nuevo.

-Vale, ahora que ya están todos, vámonos.-

Empezó a andar y nosotros la seguimos, eché un vistazo hacia atrás. Sí, no echaría de menos el pueblo.

Lord DimitrescuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora