Una horrible alarma sonó despertándonos a todas.
El sol entraba por la ventana y tardé unos segundos en darme cuenta de que me estaba dando directamente en la cara, rápidamente me tapé la cabeza quejándome con dolor.-¡Todas arriba! Preparaos, va a ser la hora del desayuno de los Dimitrescu.- Crystal habló desde la puerta. -Tenéis diez minutos para arreglaros.- Lentamente salió del dormitorio y nos dejó cambiarnos.
Derepente la habitación tenía mucho movimiento, todas se levantaron rápido y corrieron al baño para prepararse. Yo me levanté con cuidado, no me había dado cuenta cuando elegí la cama de que el sol iba a darme desde la ventana. Había elegido la cama más alejada de las ventanas para evitar esta misma razón.
Lo que primero hice fue vestirme, sabía que todas iban a tardar un rato en el baño y yo lo único que tenía que hacer era hacerme la trenza que siempre llevaba y cepillarme los dientes. Me puse mi uniforme lentamente para asegurarme que no me hacía mas daño de lo que el sol me había hecho, no tenía idea del tiempo que mi piel estuvo expuesta a los rayos, tenía miedo de verme al espejo...Me estaba poniendo las medias blancas cuando varias chicas empezaban a salir del baño, así que aprovechando fui hacia la puerta de donde salían antes de ponerme los pequeños tacones y mientras me cruzaba con un par de chicas noté como se me quedaban viendo asombradas, eso solo incrementó mi miedo al momento de encontrarme de cara al espejo. Entré al baño e ignorando las miradas que me echaban las otras chicas me dirijí primero a uno de os cubículos que encerraban los retretes, hice mis necesidades y luego fui a lavarme los dientes. Tardé un rato en enfrentarme a mi reflejo pero cuando lo hice me arrepentí totalmente de haberlo hecho.
Solté el cepillo de dientes con cuidado y me llevé las manos a mi cara, mi naríz y mejillas estaban totalmente rojas, me había quemado más de lo que había hecho nunca, menos mal que el pelo me ocultaba la frente y fue entonces cuando descubrí que mis brazos y manos estaban igual de rojas...El día de hoy iba a ser duro...
Me hice la trenza y terminé de cepillarme los dientes, escupí el agua y tuve cuidado al secarme la boca ya que mis labios también estaban un tanto rojos aunque menos que el resto de la cara. Salí del baño y me encontré con unas cuantas chicas que ya estaban preparadas y alistadas enfrente de la puerta, ignoré las miradas que aun estaban en mi y me puse los tacones, me costaba un poco caminar con ellos puestos aún, no estaba acostumbrada a llevar tacones aunque fueran bajitos como eran estos. Me palmeé el vestido unas cuantas veces para sacar las posibles arrugas que tuvera y me enfilé detrás de las chicas que estaban en la puerta. Cuando todas estuvimos listas, Crystal abrió nuestra puerta y salimos a esperar a algunos chicos que aún no estaban preparados del todo. Crystal regañó un poco a los tardones y todos nos enfilamos a la cocina a desayunar, no sé muy bien como funcionaba esto de las comidas para sirvientes pero la mesa larga que estaba en la cocina siempre que era la hora de comer o cenar estaba llena de comida, no tanto como la mesa de cena de la familia noble pero si estaba bastante llena para lo que todos estabamos acostumbrados. Me senté en el mismo lugar que me había sentado el día anterior para la hora de la cena y no tardó mucho hasta que Derek se sentó a mi lado.
-Hey, ¿qué tal dormiste?- me preguntó mientras cogía un trozo de pan y un cuchillo.
-No muy bien...- hablé sincera mientras trataba de alcanzar la leche.
Derek me pasó la jarra de leche caliente, susurré un ligero 'gracias' mientras me la servia en una taza.
-Me lo imaginaba, tienes... un poco de rojo en la naríz.- rió sutilmente.
Le miré con pesadéz, pero sonreí poco después, se me hacía raro tener una persona con la que poder hablar tan tranquilamente. Pero no me quejaba, realmente me sentía felíz.
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Lord Dimitrescu
FanfictionHistoria basada en Resident Evil 8 Village. Evangelyne nunca fue una chica bienvenida en el pueblo, nada especial salvo por un detalle apreciado en su aspecto. Cuando la llaman para trabajar en el Castillo Dimitrescu irá descubriendo que, no solo lo...